Capítulo XIV. La idea de asociación - Los orígenes del estado moderno - Libros y Revistas - VLEX 1025845099

Capítulo XIV. La idea de asociación

AutorBertrand de Jouvenel
Páginas177-190
177
LOS ORÍGENESDEL ESTADOMODERNO. HISTORIADE LAS IDEAS POLÍTICASEN EL SIGLO XIX
CAPÍTULO XIV
LA IDEA DE ASOCIACIÓN
Entre la ejecución de Babeuf (mayo de 1797) y la redacción del Manifiesto del
Partido Comunista (finales de 1847) transcurre medio siglo. Cincuenta años caracteri-
zados por la abundancia de ideas socialistas. Ideas que se distinguen por su gr an
diversidad. Casi medio s iglo después de la redacción del Manifiesto del Partido Comu-
nist a, en 1895, Engels se aleg rará d e la desa paric ión de « tanto s evang elios
embriagadores, de tantas sectas con sus panaceas» que por fin han dejado sola «la
única teoría d e Marx universalmente reconocida». Una desaparición que Marx había
tratado encarnizadamente d e conseguir: las palabras más hirientes de sus escritos
tienen como objetivo a los socialistas no marxistas.
No me propongo describir aquí, en su rica d iversidad, las ideas socialistas del
primer medio siglo, si no s olamente poner de relieve la idea principal com ún a
todas: la idea dé asociación.
Una rela ción entre pares
La idea de asociación se enlaza estrechamente con la idea de igualdad: se trata
en ella de una relación entre pares, cada uno de los cuales contrae idénticas obliga-
ciones.
Esa relación contrasta, por tanto, estrepitosamente con las relaciones que tienen
lugar entre Primus y Secundus, basadas en la superioridad que Secundus reconoce a
Primus, unas relaciones que, si bien permiten obligaciones recíprocas, estas no son de
la misma naturaleza en dirección descendente que en dirección ascendente.
Daremos algunos eje mplos de r elaciones entre desiguales. En primer lugar,
tenemos la relación de clientela, muy antigua y re producida sistemáticamente con
aspectos diversos en todas las sociedades y bajo todo s los regímenes. Primus es
poderoso; Secundus acu de a ofre cerse como cliente, y espera del patrón a cuyas
órdenes se pone, protección, ayuda y aprovechamiento. Sin duda se trata de un
toma y daca, pero existe diferencia de naturaleza entre lo que el cliente hace por el
patrón y lo que el patrón hace por el cliente. A menudo el cliente sale ganando en
el acuerdo, y el patrón hace por él más de lo que él hace por el pa trón. A pesar de
todo, la relación se basa en el reconocimiento de la superioridad dé Primus.»
Citaremos a continuación el contrato de alquiler de servicios. Secundus no
posee otra cosa que su cuerpo; se lo alquila a Primus, y este, por el precio conveni-
do, puede disponer de él. También en ese caso la relación se basa en la superioridad
de Primus, y la obligación de e ste, que consiste en el pago del salario convenido, no
es de la misma naturaleza que la de Secundus.

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