Capítulo I: La pena - El Derecho Penal. Sus conceptos en la vida real - Libros y Revistas - VLEX 1005447085

Capítulo I: La pena

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EL DERECHO PENAL. SUS CONCEPTOS EN LA VIDA REAL
CAPÍTULO I
LA PENA
¿Por qué comenzamos con el tema de la pena? Tradicionalmen-
te ésta, ha sido considerada como la consecuencia del delito, como
el merecido del comportamiento delictivo. Indudablemente que a
través de la historia la frase ritual ha sido delito y pena, nunca pena
y delito. Asimismo es cierto que sin la existencia previa del delito la
pena no se producirá. Pero también se ha podido comprobar a lo
largo de los siglos que no se comprende el delito si no es porque hay
una penalidad fijada para aquel que infrinja la norma penal. A tra-
vés del tiempo se ha ido haciendo más patente que la pena —o la
amenaza de la pena— es un factor primordial, —un estímulo que se
ha de tomar en cuenta mientras se piensa cometer un acto delictivo.
No se vea en esto una desviación real del planteamiento. Resulta
interesante simplemente a los fines de alcanzar una interpretación
más racional de la que la sociedad ha dado siempre a la pena. La
sociedad ha tenido siempre interés en prevenir el delito y el estímulo
utilizado para lograr esto, es decir, la amenaza de consecuencias
perjudiciales, siempre ha precedido al delito. De todos modos, esta-
mos hoy, sin duda, más conscientes de la relación de estímulo-reac-
ción existente entre la pena y el delito. Ello es lo que nos ha hecho
centrar la atención principal de este estudio en la pena.
Las profesiones que conjuntamente cultivan el amplio campo
de la criminología han alcanzado ya un grado de refinamiento ini-
maginable apenas cien años atrás. Las conquistas de la Criminología
americana se consideran sorprendentes y extraordinarias por los
criminólogos de todo el universo. Este es un campo del esfuerzo
humano en el cual hemos tomado y mantenido la delantera, ya se
trate del esclarecimiento de los delitos que en casos de homicidio,
por ejemplo, sobrepasa el 93%, ya del estudio y análisis de las cau-
sas de la delincuencia, donde estamos bastante seguros de los facto-
res que la precipitan —aun cuando tales conocimientos hayan servi-

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