Todos los caminos de Robert Hughes en Roma - 9 de Septiembre de 2012 - El Mercurio - Noticias - VLEX 396893594

Todos los caminos de Robert Hughes en Roma

Más de tres siglos después, en 1959, un joven estudiante de arquitectura australiano, de nombre Robert Hughes, hizo su primera visita a la capital italiana. Ese joven se convertirá en crítico de arte (destacando como tal en la revista "Time"). Escribirá libros como "El impacto de lo nuevo", una historia del arte moderno. Su ojo como observador y su mano como escritor irán ganando en sofisticación, pero no perderán la ruda franqueza, la ironía afilada y el ímpetu moral que serán sus rasgos característicos. En 1992 publicó "Barcelona" y casi 20 años después, no mucho antes de morir, "Roma", una historia personal de otra de las ciudades que amaba, un amplio recuento que cubre 3.000 años, desde los etruscos a Berlusconi.

Ruinas y vida

Si la visión de Quevedo de Roma como una ciudad sepultada en sus ruinas está atravesada por la literatura (Du Bellay y Vitalis), la de Robert Hughes lo está por la experiencia sensorial. "En Roma" -dice- "he comido, dormido y mirado hasta quedar exhausto y a veces me he sentido como si, a fuerza de caminar, hubiera dejado los dedos de mis pies reducidos a muñones". Esa primera vez, en 1959, recuerda que era primavera y brotaban los árboles: "El estallido en flor de color rosa y blanco de las adelfas a la vera de los caminos". También las verduras en el Campo dei Fiori. "Manojos de tomillo, ramas de romero, perejil, masas liadas de albahaca llenaban el aire con su perfume. Aquí, una montaña de pimientos morrones: de color escarlata, anaranjado, amarillo, incluso negro. Allí, una canasta llena de morados e hinchados garrotes de las berenjenas. Junto a eso, una formación de tomates, rebosantes de madurez".

Pero en ese lugar también hay otra presencia: "Una oscura, inquietante y encapuchada figura que se halla de pie en un alto pedestal". Es la estatua de Giordano Bruno, el pensador renacentista quemado vivo como hereje. Es uno de los lugares que siempre visita en Roma. Otra referencia importante es la estatua ecuestre de Marco Aurelio, en la Plaza del Campidoglio, la que sobrevivió a la destrucción de la iglesia medieval porque se supuso, erróneamente, que era Constantino, el primer emperador cristiano.

Esas dos figuras: el hereje y el emperador, presiden su visión de Roma. Hughes parece pensar que allí están algunos de los más grandes logros de la civilización (las obras de Bernini o Miguel Ángel), pero también algunas de sus lacras (los turistas o la televisión italiana). Su libro claramente no es una "guía" -no...

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