Los caminos cruzados de los Baranda
-dice Benito Baranda.
-Aborto terapéutico -dice Bruno Baranda.
-Acuerdo de vida en pareja.
-Acuerdo de vida en pareja.
-Dictadura.
-Régimen militar.
Son pocas las definiciones que separan a estos dos hermanos Baranda: Bruno, ex subsecretario del Trabajo y hoy ministro de Desarrollo Social del gobierno del Presidente Sebastián Piñera, y Benito, ex director del Hogar de Cristo y actual director de América Solidaria. A sus 50 y 56 años, respectivamente, y tras una vida laboral que poco y nada se cruzó en tres décadas, han terminado trabajando enfocados en el mismo objetivo: combatir la pobreza.
Lunes 24 de junio, 15:30 horas. Oficina del ministro de Desarrollo Social, Palacio de La Moneda.
Bruno, abogado, militante de Renovación Nacional, ex secretario general del partido, ex concejal por Santiago, político de oficio; y Benito, psicólogo, orientador, movilizador social, la cara de varias ONG que han ayudado a la superación de la pobreza desde hace dos décadas, están sentados uno al lado del otro. Tienen el pelo cano peinado para el mismo lado, similares entradas en la frente, los ojos claros, y barba. El parecido físico es evidente. El carácter no.
Uno habla más, y también más fuerte; el otro escucha y ríe. Uno, Benito, es mayor. Las historias son las de una familia de 10 hermanos, de clase media alta educada, austera, que vivía en dos casas pareadas, Ley Pereira, que las unieron botando un pedazo de muro. Era la calle Dante, en Américo Vespucio frente a la Escuela Militar, en los 60 y 70. Vespucio aún era una sola avenida, no había bandejón central; sí un inmenso parque al frente y ni la mitad de los autos que a diario pasan por ahí hoy.
-Salíamos a jugar al parque, muchas veces nos colamos a nadar a la piscina de la Escuela Militar y los guardias nos dejaban pasar. Hacíamos vida de barrio -dice Benito Baranda.
Los Baranda Ferrán -padre arquitecto, madre profesora de inglés, que nunca ejerció por cuidar a sus hijos- se formaron al alero de la panadería del abuelo paterno, la sastrería del abuelo materno, el colegio San Ignacio de El Bosque, Las Ursulinas y el Estadio Español. Y los veranos en el Quisco.
Pero lo más fuerte, dicen los dos, fueron los valores cristianos que les enseñaron sus padres.
-Ellos heredan la religión católica, pero ambos hacen un camino particular de cómo vivir la fe. Eso nos marca mucho. Esta cultura tiene que ver con que hayamos sido hartos, entonces nos lleva a preocuparnos del otro con mucho cariño -dice Benito.
-Mi ropa era heredada y mis hermanos más grandes se preocupaban de mí. Los grandes bañaban y ayudaban a los chicos, había una solidaridad entre los hermanos y también para fuera. Muchas veces éramos 12, pero los domingos podíamos ser 15 o 17, y nunca hubo una molestia o incomodidad porque había más gente. La mamá nunca se quejó -dice Bruno.
Entre los 10 hermanos Baranda hay un cura y una monja, una profesora de religión; Benito, a...
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