El camino perdido de los Pehuenches - 24 de Mayo de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 570852262

El camino perdido de los Pehuenches

POR Paula López Wood, DESDE LA REGIÓN DEL BIOBÍO.

Si uno trazara una línea en una imagen aérea de Google Earth uniendo las escasas araucarias que se alzan en el Parque Nacional Laguna del Laja, el resultado sería el siguiente: un camino casi recto desde el Paso Pichachén, donde está la frontera con Argentina a la altura de Neuquén, y que atraviesa por el cruce más bajo entre los dos grandes macizos del Parque -los volcanes Antuco y Sierra Velluda- hasta descender al valle de Antuco, un paraje ameno, con agua, leña y pasto en abundancia.

El hecho de que esos espigados árboles crecieran sobre suelo volcánico, siguiendo una ruta lógica y formando una línea -con los ejemplares de Araucaria araucana más septentrionales de Chile- pasó de ser una especie de misterio de la botánica a tomar una dimensión histórico-cultural cuando un guardaparques de Conaf encontró en torno a ellas restos de cerámicas pehuenche.

Una investigación posterior dio pie a la hipótesis: en épocas prehispánicas este lugar funcionaba como campamento para grupos de cazadores-recolectores, donde estos podían descansar en torno a su principal fuente alimentaria (el árbol -pehuén- que otorgaba nombre y esencia a su cultura) luego de cruzar la cordillera por el "Boquete de Antuco", hoy llamado paso fronterizo Pichachén.

Estamos ahora en ese mismo sector. En la Meseta de los Zorros, camino a la base del Sierra Velluda. Este trekking de seis horas, que es parte del proyecto Sendero de Chile, es de los más lindos del Parque Nacional Laguna del Laja, ya que atraviesa todo el ecosistema volcánico hasta llegar a unas enormes cavernas naturales cubiertas por neveros que en verano se derriten para dar paso a hilos de agua que caen por el deshielo de los ventisqueros de la cumbre.

Desde este punto el Sierra Velluda, el cerro más alto de la Región del Biobío con sus 3.585 metros, parece una montaña del Himalaya. Los glaciares azulosos y colgantes, sus picos irregulares y puntiagudos marcan un fuerte contraste con las laderas suaves, lisas y la nieve esponjosa que cubren el cono de foto-postal que parece su vecino, el volcán Antuco.

Hasta el momento hemos caminado una hora desde la Guardería Chacay, donde está la administración de Conaf del parque, a través de bosques de ciprés de la cordillera, los únicos que se alzan sobre el sotobosque de radales enanos y arbustos, raudos colonizadores que lograron cubrir el valle luego de las sucesivas erupciones del Antuco.

Sergio Reyes, guía de Octava...

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