El camino espiritual de una cartesiana - 7 de Octubre de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 537898686

El camino espiritual de una cartesiana

-Fui con mucho interés a Bután, a ver qué tan feliz era esa gente, en ese país que se dice el más feliz del mundo. Pero vi cómo se manipula el tema, porque hay mucha propaganda. Bután fue hasta hace muy poco tiempo una monarquía, un reino budista; hay mucho control. Los campesinos están en una situación de atraso, las mujeres no están bien y declaran estar bastante sometidas a los hombres. Allá retomé mi mirada más sociológica.

Cecilia Montero (70 años) fue durante la mayor parte de su vida una destacada investigadora. Socióloga con un doctorado de una universidad parisina, miembro del renombrado Centro Nacional de Investigación Científico (CNRS) en Francia, y ex presidenta de la Sociedad Chilena de Sociología, se definía como una mujer "racional, cartesiana y muy mental". Hasta que descubrió que la vida tenía otras dimensiones y cultivó su espiritualidad. Hoy dirige Espacio Índigo, un centro que fundó hace 10 años junto a su marido, Juan Casassus, y que busca ayudar a las personas a encontrar un bienestar físico y espiritual, a través de distintas actividades, terapias y cursos. Gran parte de su tiempo, Cecilia lo dedica, además, a organizar y difundir actividades como la que, a fines de septiembre, convocó a un grupo de monjes en Santiago, en el marco de la Gira WakeUp que busca informar sobre el mindfulness.

También participa en retiros y viajes iniciáticos. Ninguno, sin embargo, había tenido la potencia de este último.

-Yo había estado iniciada en las tradiciones espirituales, en particular del budismo, pero desde acá. Entonces vivirlo allá me impactó mucho. Es un regalo poder haber llegado ahí, siendo que fue un sacrificio enorme, porque era un lugar muy alto: 3.800 metros de altura, caminando. Físicamente fue muy exigente y con una dieta muy distinta a la de acá. Fue un ejercicio de paciencia permanente, porque es difícil llegar: hay que caminar, hace mucho calor, hace mucho frío, llueve.

Tras su paso por Bután, Cecilia y su grupo partieron a Nepal, y compartieron con los tibetanos. Ahí dice, fue testigo de lo que es realmente la felicidad.

-Lo que más me impresionó fue haber estado en las altas cumbres con presencias humanas importantes, impregnada y nutrida por el trabajo que hacen ahí desde hace miles de años las personas que viven allá. Es gente muy pobre, de montaña, con muy pocos recursos, que no tiene suelo propio en este momento. Pero tienen un activo, una chispa en los ojos, una forma de enfrentar la vida que viene de la práctica cotidiana espiritual. Tuve la sensación de que esa es la reserva espiritual del planeta; ellos nos sostienen.

***

Antes, mucho antes de que Cecilia Montero descubriera el "universo de lo sutil" (así llama a su mundo espiritual), creyó que podría arreglar los problemas del planeta a través de la sociología. Tenía solo 16 años. Venía llegando a Chile, luego de pasar un año de intercambio en Estados Unidos. Como era una chica de colegio católico -estudió en el Saint John's Villa Academy-, hasta entonces su vocación social se traducía en acompañar a su mamá a los centros de madres de sectores pobres. Pero ese día, cuando pisó nuevamente Santiago, rumbo de vuelta a su casa, sintió que algo se trizaba en ella.

-En esos años, los 60, estaba Kennedy llegando a la presidencia de Estados Unidos y allá se vivía la...

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