El camino de un egresado del Sename
Son cerca de las siete de la tarde de un martes de julio. A través de una videollamada por Zoom, 16 participantes están conectados a la charla "Hablemos de vida independiente". En algunas pantallas se ven grupos de personas sentadas frente a la cámara. En sus usuarios están escritos los nombres de las residencias donde viven.La mayoría son adolescentes. Todos tienen distintas edades, pero historias de vidas similares. Sufrieron algún tipo de vulneración durante su infancia y no cuentan con el apoyo de algún familiar o cercano. Se sienten solos, tienen las mismas dudas.Durante la videollamada, la conversación es liderada por Catalina Callealta, de 20 años. Es egresada del Sename y está ahí para contarles de su experiencia, la que los jóvenes conectados también enfrentarán: no saber qué pasará con ellos en el futuro cuando cumplan la mayoría de edad y tengan que dejar la residencia en la que viven.Al cumplir 18 años, hay dos opciones para no ser expulsados de las residencias del Sename: tener algún tipo de enfermedad crónica o estar inscrito en algún instituto de educación superior. Es la única forma en que los hogares pueden solicitar una prórroga del financiamiento y continuidad del adolescente, la que solo puede extenderse hasta los 24 años. Luego, deben buscar su independencia. Hasta junio de este año, 327 jóvenes se encuentran en esa situación, según cifras del Sename."Tengo 18 años y me da susto salir porque ahora estoy en una burbuja, la fundación me da comida, techo y todo lo que me faltará afuera. Cuando me vaya, no tendré nada de eso", confiesa una de las adolescentes en el Zoom. "Si estudio, tengo hasta los 24 años para vivir aquí, pero si no me organizo bien o me demoro más en sacar la carrera, ¿qué hago en el mundo de afuera?", agrega.Otra joven se suma a la conversación: "Este año empecé a estudiar trabajo social, pero de cuarto medio a la universidad, es un gran paso. Muy grande. Todo es diferente y da miedo porque te preparan para rendir la prueba, pero ¿qué pasa después? Siento que estoy volando, no sé que hacer. Sufro como un colapso mental, me cuestiono porqué tengo que estar aquí (en un hogar del Sename) y los problemas con mi familia. Este año tuve que congelar por lo mismo".Durante la charla, algunos jóvenes preguntan cuáles son los requisitos para entrar a la carrera de actuación y gastronomía. Otro, el más tímido y con la mascarilla puesta, pregunta: "¿Cuál es la importancia del NEM? Tengo entendido que es la acumulación de notas, de primero a cuarto medio, pero no sé para qué sirve".De todas las dudas que surgieron, solo una se cuestionó el tema del financiamiento. "Después hay que juntar dinero porque, a la hora de irnos, no nos vamos a ir con el potito pelado, como dicen algunos. ¿Cómo puedo aprender el tema de los créditos y becas? Son cosas que no sabemos".Catalina Callealta trata de responder todas las preguntas. Después le entrega un mensaje a todo el grupo: "Si yo pude, ustedes también. Muchos se deben preguntar cómo llegué a estudiar en la universidad, pero lo importante es que sepan que ya son unos ganadores. Todos hemos vivido episodios difíciles, pero lo que se viene es una prueba más, que también vamos a ganar".Antes de terminar la actividad, una joven activa su micrófono y comenta: "Yo le tengo cuco a salir de esta casa, por todo lo que nos espera afuera".A los seis meses de edad, Catalina Callealta ingresó al Sename. Recuerda que vivió en lugares como la Casa Nacional del Niño y en el CREAD Galvarino, todos bajo el sistema de protección. Hace dos años, cuando cumplió 18, se enfrentó a la situación de salir de la residencia o estudiar. Afuera no tenía familiares ni cercanos que la recibieran o apoyaran."Te dicen que si te quieres quedar, tienes que pagarte una carrera o buscar a alguien que la financie; si no, te fuiste no más. Así de crudo es el sistema. Yo tenía claro cómo era la situación, pero tenía compañeras que no tenían ni idea dónde estaban paradas porque hemos vivido toda una vida en una burbuja".Luego de rendir la...
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