'La cámara es mi terapia' - 25 de Noviembre de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 545297566

'La cámara es mi terapia'

Si la fotografía atrapa la luz, la realidad atrapó a Graciela Iturbide con todos sus claroscuros. Su cámara se preocupó nada más que de agregarle las sombras de lo innombrado. ¿El resultado? Una obra fotográfica extraordinaria, conmovedora y siempre en movimiento. Mutante. Y aunque ella sigue adelante en esa búsqueda de nuevos temas y renovadas miradas, los premios se van acumulando: más de 15 reconocimientos internacionales incluido el de la Fundación Hasselblad de Suecia, considerado el Nobel de la fotografía.

En realidad los sueños siempre fueron importantes en su vida. Llego a pensar que duerme con algún tipo de atrapa-sueños y no descarto que los anote, cuestión que ella se apura en desmentir. "Mas que escribirlos, los vivo. Los sueños para mí son premonitores, me han pasado cosas que había soñado previamente... En una oportunidad, por ejemplo, veía muchos pájaros. Luego tuve oportunidad de hacer fotografía en una isla en el estado de Nayarit, México, donde me encontré con imágenes más o menos iguales a las que había tenido en sueños". Las aves en cualquier caso han sido muy recurrentes en su obra. "Me seduce la libertad, el vuelo".

Sin embargo, cuando era una chiquilla no soñaba que sería fotógrafa. Más bien fue todo una sorpresa, algo que apareció como si fuera un hechizo, porque su vida también ha contado con la magia como brújula.

"Iba en auto. Tenía 26 años y tres hijos pequeños cuando escuché en la radio que estaban abiertas las vacantes para estudiar cine. Me acuerdo que lo que más me llamó la atención era que decían que el primer año se haría un ejercicio con un pañuelo".

En ese instante su vida dio un vuelco. Graciela Iturbide recogió el pañuelo haciéndolo revolotear de manera incansable desde entonces. Una maga que constantemente hace aparecer cosas que jamás habíamos visto (aunque muchas veces estuvieran ante nuestros ojos).

Al ingresar a esa escuela, se encontró con que había un curso de fotografía que casi no tenía alumnos ya que todos querían ser directores. Lo dictaba nada menos que Manuel Álvarez Bravo (1902-2002), uno de los mejores fotógrafos mejicanos de todos los tiempos. "Ahí me quedé. Fui su ayudante y él mi maestro".

El segundo vuelco no vino desde una radio. En esta ocasión, la fotografía recurrió al tradicional sistema del teléfono y un ilustre intermediario, el pintor Francisco Toledo, quien la llamó para invitarla a retratar su tierra. A partir de ese momento, Graciela aprendería que los temas no los elige, la mayoría de las veces son estos los que misteriosamente la buscan a ella y, aunque parezca contradictorio, eso es lo que le brinda una sensación de libertad. "Me gusta tener libertad total, por eso nunca me incorporé a una agencia tipo Magnum. Esos ambientes suelen ser machistas, competitivos. Hay que estar dispuesto a ir a las guerras, vivir con adrenalina y yo tengo otra manera de trabajar".

-En Chile este año hubo por primera vez una gran retrospectiva de un chileno que formó parte de la agencia Magnum, Sergio Larraín...

-Me fascina Sergio Larraín, tengo una fotografía suya enmarcada en mi taller...

-Y por qué le gusta tanto...

-!Ay¡, por la poesía que tiene pues...

"Toledo me llamó, como a otros profesionales, para fotografiar Juchitán, su pueblo". Fue un trabajo intenso, largo y probablemente el más formativo para Graciela como persona y como artista. "Aprendí mucho, era un momento político muy intenso y conocer la vida y los códigos de esa comunidad donde hay muchas fiestas, donde se bebe en cantidad, donde las mujeres llevan la economía, donde ellas y los homosexuales pueden entrar al mercado mientras los hombres no".

Muchos artistas habían pasado por ese lugar...

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