Calle San Diego: el histórico sector comercial que atrae el interés inmobiliario - 13 de Agosto de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 646905457

Calle San Diego: el histórico sector comercial que atrae el interés inmobiliario

Desde sus inicios, cuando se funda Santiago, la arteria ha tenido una fuerte vocación comercial. José Rosas, director del Centro del Patrimonio Cultural de la UC, destaca que era el único corredor para salir hacia el sur. "Era una vía de jerarquía, que vinculaba el entorno inmediato y lejano. Tenía ese valor de conexión, lo que siempre atraía servicios", agrega.

En la primera mitad del siglo 19, pasó a conectar el mercado ubicado en Franklin con el centro, lo que impulsó aún más el dinamismo de la calle, que nace en la Alameda por el norte y llega hasta Carlos Silva Vildósola por el sur, donde cambia de nombre a Gran Avenida José Miguel Carrera.

En la actualidad, si bien no es reconocida como uno de los principales polos comerciales ni de negocios de la capital, concentra una variada oferta de artículos de electrónica, computación, libros y bicicletas, que le da una identidad propia.

"No diría que ha perdido protagonismo con los años. Sigue siendo atractiva, ya que aún hay mucho comercio alienado en torno a San Diego. Antes era un poco más sofisticado, pero también lo era el centro. Se ha deteriorado pero no ha caído en intensidad, tiene un público propio", explica Rosas.

Pablo Allard, urbanista y decano de Arquitectura de la UDD, indica que la vía se ha enfocado hacia productos especializados y alternativos a bajo costo. "La llegada del mall chino también ha impulsado la oferta de comercio al detalle y de oportunidad, lo que ha revitalizado el sector". A su juicio, es una calle activa, diversa y entretenida para el transeúnte.

Una bohemia criolla al estilo de "Times Square"

Más allá de la actual oferta de libros, concentrados en las cercanías de la Alameda y en la plazoleta en la esquina con Santa Isabel, San Diego también ha forjado un sello cultural desde fines del siglo 19, cuando comenzaron a llegar los primeros residentes.

"Curiosamente se transformó en un barrio de extranjeros, con una fuerte colonia de españoles, sobre todo vascos, además de ucranianos y palestinos. Ellos eran el público habitual del desaparecido teatro Esmeralda", indica Miguel Laborde, profesor de Urbanismo de la UDP y autor del libro "Santiago, lugares con historia".

El académico cuenta que en la década del 40 ya se había instalado un ambiente de bohemia en la zona, con cafés, restoranes y fuentes de soda. En los 60, los locales nocturnos cobraron fuerza para luego desaparecer durante el gobierno militar. Esta identidad resurge a comienzos de los 90 con las...

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