'La calle está llena de perdedores y yo soy un ganador' - 29 de Octubre de 2011 - El Mercurio - Noticias - VLEX 329233819

'La calle está llena de perdedores y yo soy un ganador'

Casi muere de adolescente en un accidente automovilístico por no usar cinturón de seguridad. Casi muere en 2008 en una carrera en Brasil cuando se atravesó con un alambre de púa, cicatriz que lleva en su ojo hasta hoy. Y casi muere en mayo de este año en el rally de Túnez. De las tres, la peor fue la última: tomó mal una curva, se salió del camino y chocó con una roca a 150 kilómetros por hora. Se le perforó el pulmón y sufrió 12 fracturas, una de ellas expuesta de tibia y peroné.

Hoy, seis meses después, dice que está totalmente recuperado. Anda en moto, sale en bicicleta, va todos los días al gimnasio y los fines de semana viaja a Curicó a visitar a sus padres.

Nada de esto pronosticó el médico francés que le salvó la vida en Túnez, quien dijo que recién volvería a caminar en octubre y que no podría subirse a una moto por un año y medio. Pero López no sólo ha tenido una mejoría "impactántemente rápida", como la describe, sino que viene llegando de Egipto, donde corrió su primera carrera tras el accidente.

-Si yo hubiera dicho, bueno, me quedo un año fuera, quizá no hubiera vuelto más a las motos.

Ya puede hacer una vida normal para un deportista de alto rendimiento, salvo trotar, y ya puede contar lo que pasó, porque hasta hace poco lo único que recordaba era cuando estaba a bordo del helicóptero que lo rescató. La verdad, o parte de ella, la supo recién en Egipto, donde se encontró con los pilotos que le prestaron ayuda en Túnez.

-Yo quería preguntarles, pero no quisieron contarme todo. Ahora sé que el helicóptero se demoró 30 minutos en llegar, lo que fue demasiado. Yo tenía miedo de haber quedado inconsciente, pero ellos se acordaban que cuando me vieron yo estaba despierto y que pedía ayuda, ayuda, ayuda.

López se enteró también que, tras el accidente, los pilotos mandaron una carta reclamando contra la organización del rally.

-Ellos vieron que me pusieron mucha morfina. Morfina, morfina, morfina, morfina y entonces yo no entendía nada, estaba anestesiado, perdí la noción de todo. Túnez para mí fue morfina. Así de heavy, como en la guerra. Dolor, pum, morfina. Los pilotos casi se agarraron a combos con los doctores para que no me dieran tanto, porque yo no podía hablar; ellos veían que yo quería decir algo y no podía.

Su mayor temor era que le operaran mal la pierna y que lo dejaran sin poder volver a andar en moto. No entendía lo que le hablaban y no sabía en manos de qué clase de médicos estaba. Pero el helicóptero lo trasladó hasta un pequeño pueblo tunecino, donde fue intervenido con éxito.

-Quedé impecable y me sentía bien. De hecho, hablé con mi hermana esa misma noche y le dije, estoy bien, tengo una fractura en una pierna, me duelen las costillas, pero nada más. Y ella me contestó, no po', estás grave, me llegó el informe médico y voy saliendo a Italia urgente.

-¿Pensabas que estabas bien?

-Pensaba eso por la morfina. No sentía grandes molestias. Todo se me complicó cuando me trasladaron a Italia y me quitaron la anestesia. Ahí me di cuenta de la gravedad de lo mío. Fue atroz. Sentí una desesperación tremenda.

-¿Qué te pasaba?

-Se me empezó a ir la morfina y sentía dolor, dolor, dolor. Y además estaba solo. No llegaba mi hermana, nadie de mi equipo, estaba botado en un hospital en Bologna y se me hacía eterno, estuve 12 horas sin ver a nadie, en una camilla, escáner para allá, escáner para acá. Me dio un bajón anímico y físico inmenso. Cuando llegó...

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