Caleta de palabrería - 16 de Febrero de 2024 - El Mercurio - Noticias - VLEX 1017469003

Caleta de palabrería

¿Por qué hablar de "escribir" si podemos ser sofisticados y decir "labor escritural"? ¿O pronunciar un sencillo "abrir" si "aperturar" es más impresionante? ¿Y para qué aludir a los "baños para mujeres" si podemos referirnos a las caletas "con perspectiva de género"? La jerga posmoderna tiene sus riesgos y el Presidente pagó la cuenta, aunque hay que reconocer que entenderlo a él es mucho más fácil que a su exnovia.Hay un artículo divertido del profesor canadiense Stephan Katz, "Cómo hablar y escribir en posmoderno", en que deja claro que "no es tan importante que usted se declare o no posmoderno, pero sí demostrar que habla y escribe como tal". Katz recalca que "el lenguaje sencillo y cotidiano está fuera de lugar. Es demasiado realista y evidente".Por tanto, si queremos impresionar a un auditorio y no pasar por intelectualmente insignificantes, hay buenas recetas. Entre ellas, "utilizar metáforas, jerigonza universitaria y expresiones indeterminadas", según Katz. También recurrir a plurales, prefijos -ideales son "meta" o "inter"-, paréntesis y guiones. Ayuda citar autores franceses, como Lyotard, Barthes, Foucault, Lacan y Derrida o, mejor aún, hablar de "barthesiano" o "lacaniano". Y dan lustre palabras como "arquetipo", "performático", "intertextual" y "ecosistema", que sirven para cualquier cosa (total, nadie entiende mucho).El lenguaje posmoderno es una herramienta muy recurrida por el feminismo radical para dejar al público atónito y aterrado. Es una jerga que oscurece el lenguaje y lo torna inhóspito y elitista. Además, suele agregar una carga ideológica a propuestas que no debieran tenerla, como la estupenda idea...

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