Caiozzi y Münchmeyer Una copa con gloria - 31 de Diciembre de 2019 - El Mercurio - Noticias - VLEX 830766125

Caiozzi y Münchmeyer Una copa con gloria

El 16 de julio de 1990 amaneció nevado en Santiago y donde más cayó nieve, como una cortina cerrada, fue en el área oriente. En la productora del cineasta Silvio Caiozzi, quien estaba a quince días de la première de su cuarto largometraje, "La luna en el espejo" -protagonizada por Gloria Münchmeyer, Rafael Benavente y Ernesto Beadle, quien no era actor-, había excitación. Con el rostro pegado a los ventanales, secretarias, juniors, técnicos, camarógrafos, escritores, guionistas e iluminadores veían caer la nieve olvidando sus tareas. De pronto sonó el teléfono y Caiozzi escuchó que lo llamaba "un señor con acento raro". Poco después- una vez que se recuperó de la impresión de hablar, en mitad italiano y mitad inglés, con Guglielmo Biraghi, director del Festival de Venecia-, le comunicó a su equipo que "La luna en el espejo" había sido incluida en la selección oficial de ese festival clase A, uno de los tres más importantes del mundo, junto a Berlín y Cannes. Tendría que viajar a Italia en septiembre.Treinta años después, sentados en la misma productora de Caiozzi -hoy unas cuadras más allá-, junto a la imponente Copa Volpi que la protagonista del filme, Gloria Münchmeyer, ganó como la mejor actriz en Venecia, ambos cuentan la revolución personal que esa llamada, en aquel día nevado, les provocó. Un premio que -asegura el director- permitió doblar los 40 mil espectadores iniciales del filme.Dice Silvio Caiozzi:-Todo fue muy loco, muy mágico. En 1990, a un chileno que vivía en Venecia alguien le comentó que yo había terminado recién una película. Me llamó y le mandé un video. Él lo que hacía era sugerir títulos de cine latinoamericano al festival, era su pega. Después, se me olvidó completamente que le había mandado el VHS a este chileno. Hasta la llamada de Biraghi: el director del Festival de Venecia la había visto arriba de un avión. La vio y se volvió loco. Y así pasó a integrar la selección.Münchmeyer agrega que, por mucho éxito que tuviera "La luna en el espejo", era impensable en la época participar en un festival clase A.-Aquí nadie soñaba con algo así. Y no fue idea de Silvio mandar la película. Silvio decía que este señor que la presentó allá, y que se llamaba Rodrigo Díaz, debía ser el único chileno que vivía en Venecia, porque ningún chileno puede vivir ahí (se ríe). (...) Todo este preámbulo es para explicar lo raro y lo de otro planeta que fue quedar seleccionado en un festival como este !y además ir¡ Silvio decía que "tenía que mandar a hacerse ternos" y es que el invitado era él, no yo.Era verdad. Pero Gloria fue a un almuerzo en la Embajada de Italia y el embajador, junto a la actriz Delfina Guzmán, la convenció de que debía acompañar a Caiozzi. Como Münchmeyer no tenía plata para el viaje, fue a la Cancillería, donde trabajaban amigos de infancia, y consiguió el financiamiento. Nunca soñó que la película no ganaría premio, pero ella sí.-Yo iba a ver a Silvio detrás del cordón, a mirarlo cómo subía las escalinatas. Esa era mi máxima aspiración.- Hoy sería impensable que la protagonista no viajara al festival internacional que seleccionó su filme.-Sí, pero era otra época. Tanto fue que yo pensaba que esto era de Silvio, que estando en Venecia, me fui a España dos días antes de que dieran mi premio. Y cuando me llamó Silvio para que me volviera, yo pensé que me estaba tomando el pelo. Me tuvo que hablar Biraghi quien, entre paréntesis, me dijo: "Usted no debió irse del Festival".Silvio...

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