Uno de cada tres adultos mayores recurre a pastillas para dormir
"Los problemas de sueño son un tema recurrente -precisa el doctor Homero Gac, presidente de la sociedad y geriatra de la U. Católica-. Con los años hay una tendencia a dormir menos, pero muchos adultos mayores duermen seis horas y quedan bien. Lo que pasa es que si se quedan dormidos temprano, van a despertar más temprano que lo habitual y eso les hace pensar que hay un trastorno del sueño".
Entonces consultan o caen en la automedicación de somníferos o pastillas para dormir. Una tendencia que tiene sus riesgos a mayor edad.
"Algunos de estos medicamentos pueden causar grandes dificultades para los adultos mayores, desde caídas y problemas de memoria, hasta la confusión y el estreñimiento", explica la doctora Preeti Malani, geriatra de la U. de Michigan.
Malani es la autora de un estudio que será publicado este mes en EE.UU., en el cual se establece que un tercio de los adultos mayores en ese país toma algún fármaco que les ayude a dormir. Y una gran mayoría no se lo comenta a su médico.
"Aunque los problemas para dormir pueden producirse a cualquier edad y por muchas razones, no pueden curarse tomando una pastilla, ya sea recetada, de venta libre o de tipo natural, independiente de lo que digan los conocidos o los anuncios de televisión", dice la investigadora.
Para el estudio se encuestó a más de 1.000 personas, de 65 a 80 años. "La mitad pensaba de forma incorrecta que los problemas para dormir son una parte natural del envejecimiento", advierte Malani.
A nivel local, un estudio -hecho por el Departamento de Salud Pública y la Unidad de Geriatría de la U. Católica- determinó que alrededor del 30 al 50% de los adultos que consultan en atención primaria usaba algún tipo de fármaco considerado "inapropiado", como benzodiazepinas, relajantes musculares o antihistamínicos.
Tanto aquí como en EE.UU., la mayoría de los que tomaban medicamentos para dormir, incluso recetados, lo hacían desde hace años, pese a que este tipo de fármacos son indicados para un uso a corto plazo. Incluso, guías de salud internacionales desaconsejan su consumo en personas mayores de 65 años.
"Puede haber interacciones con otros medicamentos; además, con los años el cuerpo cambia en términos de eliminación de los fármacos. Todo eso genera que los medicamentos tengan un efecto más potente y prolongado en el organismo de un adulto mayor", dice el doctor Gac, quien precisa que, ante un real trastorno para dormir, se debe recurrir primero a medidas no farmacológicas para...
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