Caballeros del oriente extremo - 15 de Noviembre de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 587232538

Caballeros del oriente extremo

De ese modo, sus dos vastas salas nos muestran armas y armaduras, casco y aperos de montar, vestuario y textiles, usados por esos señores de la guerra entre los siglos XIV y XIX. Pertenecen a una colección privada de Dallas (EE.UU.). Una vez más se impone la belleza global del diseño japonés. Sus síntesis exquisitas de la naturaleza resultan notables. De las telas expuestas destaquemos primero dos chaquetas sin mangas del dieciochesco período Edo. Una roja y otra amarilla, además de la viveza del color basta a ambas portar nada más que la estilización de hojas de paulonia, escudo de una familia importante. También aparece en oros trabajos la peonía como símbolo familiar.

Tres samuráis sobre sus cabalgaduras enjaezadas, junto a varios de pie o sentados permiten conocer los densos y gruesos bordados que conforman sus complicadas armaduras, donde no falta una de niño. Metales -los precisos incluidos-, cuero, madera, esmaltado, cáñamo, brocado son los materiales. Ostentan armoniosas conjunciones de pocos colores; no obstante, llama la atención la concurrencia de destacados cordones textiles, anudados con elegancia. Algunas veces, la representación del guerrero incluye abanico en su indumentaria, signo de cultura y de cultivo de las bellas artes. Si las máscaras en el rostro cumplen un rol decisivo -algunas, con sus narices largas, hasta parecieran aludir a la itálica comedia del arte-, los alados cascos de hierro resultan un elemento principal del caballero nipón y alcanzan una destacable complejidad. La gran mayoría se halla coronado, así, por un par de apéndices majestuosos, que simulan desde cachos a hojas y que suelen complementarse con representaciones zoomorfas. Además de distinguir a sus poseedores, sirven para impresionar al enemigo. En cuanto a la versión del casco en función de sombrero, es redonda y plana, a veces tienen cordonería.

Fuera de las largas espadas, arcos, flechas y aljabas, se exhiben monturas y aperos del corcel militar. Particular atractivo ofrece la exótica simplicidad de los estribos curvos. Pero, asimismo, al caballo se le colocan máscaras parciales que deforman y, curiosamente, hasta caricaturizan su cabeza. Ante sus contendores, el samurái y su cabalgadura debieron provocar temor o, por lo menos, respeto. En esto, la extraordinaria maestría artesanal desempeñaba el rol principal.

Entorno natural

Romanticismo y paisaje protagónico suelen ir estrechamente...

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