Buceo con lobos en Robinson Crusoe - 15 de Diciembre de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 548823050

Buceo con lobos en Robinson Crusoe

La transparencia de las aguas, que en verano alcanzan hasta 40 metros de visibilidad, hace que baste con sumergirse unos pocos metros para ser parte de un espectáculo marino, donde casi un tercio de las especies que se pueden ver es exclusiva de estas aguas.

Con razón entonces, a principios de este año se declararon las tres islas que conforman el archipiélago Juan Fernández -Robinson Crusoe, Santa Clara y Alejandro Selkirk- como Área Marina Costera Protegida de Múltiples Usos por el Consejo de Ministros de Chile. Esto implicó establecer una línea base de 12 millas alrededor de ellas, donde solo están permitidas las actividades de pesca artesanal, de investigación y turísticas.

En esta oportunidad, descenderemos 21 metros de profundidad a través de la visera de la Punta San Carlos con equipo autónomo. Otro de los plus de bucear aquí es que la vida marina se concentra en profundidades medianamente bajas. Esta condición geográfica evita tener que hacer buceos con descompresiones largas, evitando riesgos de accidentes por cambios de presión. En una isla tan alejada como esta, donde el transporte depende de las condiciones climáticas, todas esas precauciones adquieren una relevancia mayor.

Un traje de 7 milímetros basta para aguantar los 15 grados Celsius de temperatura que tiene el agua en primavera. Para el verano, esta alcanzará unos agradables 22 grados ya que, a diferencia de la costa del continente, por aquí no pasa la gélida corriente de Humboldt, sino que recibe aguas más cálidas provenientes de la contracorriente subtropical de Perú. Así, para los meses de calor solo sería necesario un traje mínimo, más que nada para evitar pasar a llevar puntas de erizos que pudieran dañar a los exploradores.

Entonces, nos lanzamos al agua y comenzamos a descender. De inmediato nos da la bienvenida un cardumen de pampanitos, peces pequeños de color plateado y aletas amarillas que aparecen en tal cantidad que por momentos tapan la luz del sol que rebota en la superficie. Rudy, nuestro guía, toma uno de los cientos de erizos que se incrustan en las rocas (y que son plaga en la isla, ya que devoran al coral), lo parte y de inmediato un grupo de pampanitos y viejas se acercan a comer de él.

Avanzamos en dirección a una trampa que guarda una langosta para fotografiarla y de improviso encontramos otra más grande que la observa desde afuera, moviendo sus antenas. Un grupo de viejas movedizas, un par de brecas de traje plateado y negro, calantias...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR