Bru, en carne y hueso - 27 de Julio de 2021 - El Mercurio - Noticias - VLEX 873355733

Bru, en carne y hueso

El 26 de mayo a las 6:58 horas, cuando el otoño teñía las hojas de su jardín en la casa en Providencia que habitó durante tres décadas, murió Roser Bru, una de las pintoras clave del siglo veinte en Chile. Premio Nacional de Artes Plásticas 2015, con su obra en museos de Madrid, Barcelona y Berlín; reconocida por críticos como gran maestra del óleo, grabado, dibujo y color; esa madrugada a sus 98 años pudo haber dicho, como su colega, la escultora Lily Garafulic, antes de morir: 'Yo me exigí mi realización'.Bru, marcadora en muchos sentidos -fue una artista comprometida que nunca dejó de denunciar violaciones a derechos humanos y plasmó en su obra su pensamiento político-, sufrió en carne propia la huella de sucesivos exilios. El primero cuando tenía solo un año, de Cataluña a Francia. Más tarde, la guerra civil española de los años 30 la empujó a Chile con su familia, un dolor que inscribió en su obra, convertida en una joya del acervo artístico nacional.La huella de los exilios, el desarraigo y el silencio; su aguda creatividad, su mente ávida y su tiempo hicieron de esta pintora una mujer contradictoria. Como dicen hoy sus hijas, Tessa y Agna Aguadé Bru, a quienes tuvo en 1943 y 1949 con su marido, el también refugiado español y fundador de Muebles Sur, Cristián Aguadé, fue un personaje lleno de matices. Fue feminista casi sin saberlo -entró al Bellas Artes antes de sus 20, a principios de los años 40, y nunca transó en su creación, ni cuando nacieron sus hijas-, pero amó por años a un marido que nunca le fue fiel. Su hija mayor, Tessa Aguadé, recuerda la sensación de abandono cuando, a sus tres años, Roser la inscribió en un jardín infantil Montessori para poder continuar sus clases. Era 1946. "!No había nadie de tres años¡ Me ponían a comer con las profesoras porque yo lloraba muchísimo y vomitaba, no quería ir al jardín. Fue muy traumático".-¿Resintieron ustedes ese abandono?- Agna: Sí. Sobre todo con los viajes, que eran de tres meses. !Ahí sí que había abandono¡ En esa época no existía ninguna de las tecnologías de hoy y los niños no eran considerados como personas muy conscientes, que uno pudiera conversarles. Para mí, nuestros papás se iban en viajes larguísimos y uno no sabía por qué, ni si estaban vivos o muertos.- Tessa: Debo haber tenido 10 u 11 años. Nunca me voy a olvidar de esa pena que era como si se hubiesen muerto mis padres. Una tía me llevó a tomar el té a la Madame de la Marquise, en calle Huérfanos. Y tomamos el té y yo lloré y lloré con desesperación. Me acuerdo hasta hoy de ese dolor tremendo. El papá estuvo tres meses y una vez a la mamá no la dejaron salir del país donde estaban, !pasó como...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR