Brasil suma a su profunda crisis política la peor recesión económica de su historia
Con una caída del PIB del 3,6% en 2016 -un retroceso similar al de 2015 (3,8%)- y pérdidas en todos los sectores productivos, la recuperación se prevé lenta para el país sudamericano. Los números revelados ayer por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), son los peores resultados desde el inicio de la serie histórica en 1948 y suponen un retroceso de más de 7% en dos años.
Entre 1929 y 1933, durante la Gran Depresión, la contracción fue de 5,3%. Y aunque el escenario del año pasado no fue igual a ese, sí estuvo marcado por una grave crisis política que condujo a la destitución de la Presidenta Dilma Rousseff, quien fue relevada por Michel Temer, entonces su Vicepresidente.
El frenazo del país se debió principalmente a pérdidas en todos los sectores: el agropecuario se redujo un 6,6%, la industria un 3,8%, y el de los servicios un 2,7%. Las exportaciones de bienes y servicios crecieron el 1,9 %, mientras que las importaciones bajaron el 10,3%.
Las familias han sido las más afectadas, el índice de desempleo alcanzó en enero un récord de 12,6% (12,9 millones de personas), mientras los brasileños intentan gastar cada vez menos. De acuerdo al IBGE, el PIB per cápita registró una caída de 4,4% en términos reales comparado con 2015, hasta llegar a los 30.407 reales (unos US$ 9.765).
Aun así, sumando todos los bienes y servicios facturados en el país, la economía brasileña sigue siendo un gigante de dos billones de dólares y su gobierno ve el futuro con esperanza. El Presidente y otros miembros del gobierno afirmaron ayer que la economía se está "recuperando".
"Estamos poniendo la casa en orden", declaró el Mandatario en una reunión de un consejo económico, sin aludir directamente a la contracción del PIB. Temer intentó transmitir confianza, a pesar de que sus bajos índices de aprobación han estado ligados a la crisis económica.
El Presidente se refirió a las reformas de ajuste fiscal que su Ejecutivo ha puesto en marcha desde que asumió de manera definitiva, en agosto pasado. Entre esas iniciativas figura la imposición de un techo de gasto público para las dos próximas décadas, aprobada en diciembre, que supeditará el nivel de inversión a la tasa de inflación del año anterior, y las propuestas para aumentar la edad de jubilación y flexibilizar las leyes laborales.
También lanzó un programa de concesiones de infraestructura que según dijo recaudaría 14.430 millones de dólares en inversión en construcción de autopistas, terminales...
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