Brasil desafiado - 23 de Marzo de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 562000494

Brasil desafiado

Rousseff ha dicho que ella es fuerte, capaz de enfrentar desafíos duros, como los tres años de cárcel y las torturas que ahí sufrió cuando fue capturada como guerrillera en los años de la dictadura militar. Probablemente esa experiencia moldeó su carácter y la ha vuelto capaz de luchar por lo que cree y enfrentar las adversidades. Con todo, la actual coyuntura no solo la amenaza a ella y paraliza su gobierno, sino que también podría remecer las estructuras de la institucionalidad brasileña.

Tres décadas de gobiernos civiles han demostrado que la democracia brasileña tiene la capacidad de consolidarse, pese a las dificultades. El camino ha estado plagado de inconvenientes, como acusaciones de corrupción, la renuncia de un Presidente enjuiciado, crisis económicas recurrentes, problemas sociales que no se han superado -como la pobreza y la discriminación racial-, que aumentan el mérito de los gobernantes que pudieron equilibrar intereses personales y partidarios, priorizando los del país.

Si al gobierno de José Sarney se le reconoce haber elaborado una moderna Constitución -que funciona-, a Fernando Henrique Cardoso, con el "plan real", se le atribuye el haber instaurado un sistema económico viable, que permitió el despegue del país. Sin esa institucionalidad económica, Lula da Silva no habría podido lanzar sus planes sociales, que sacaron a 30 millones de brasileños de la pobreza, durante sus dos mandatos.

Dilma en la encrucijadaDetrás del juego político, en Brasil se ha dado una distribución del poder entre los dos principales partidos, el socialdemócrata PSDB, de Cardoso, y el de los Trabajadores, de Lula, pero además hay una infinidad de colectividades menores que hacen posible alianzas en un sistema presidencialista con muchas atribuciones parlamentarias. Un rol de equilibrio ha jugado el Movimiento Democrático Brasileño, el PMDB, aliado de uno y otro en distintas situaciones, inmerso hoy en acusaciones de corrupción que surgieron a finales del gobierno de Lula.

El ex líder sindical y su partido han tenido legitimidad desde el régimen militar (1964-1985) para representar los intereses de los trabajadores. Lula se enfrentó a los militares promoviendo huelgas que sacaron a la calle a 500 mil trabajadores en 1978 y a tres millones en 1980. Los movimientos sociales fueron en aumento, hasta las elecciones de 1985 y el fin del régimen militar. Lula, a pesar de haber pasado un mes en la cárcel, junto con su partido y los sindicatos afines...

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