La boutiquera incansable - 7 de Junio de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 641755261

La boutiquera incansable

-Soy una esponja, porque voy recogiendo cosas y hago de todo. Cosas lindas, cosas para el alma -dice esta mañana quien fuera una de las socias de la emblemática boutique Vog: uno de los puntos clave de la moda santiaguina durante casi cuatro décadas.

Carmen es baja, tiene el pelo canoso y corto. Sus ojos están delineados con trazo negro. Lleva una minifalda gris animal print, aros dorados, cuatro collares grandes que suenan al moverse y una pulsera roja.

Hablar con ella exige concentración. Cambia de un tema a otro rápidamente, menciona nombres, olvida otros, muestra fotos y trae objetos. De su familia no habla mucho. Nació en los años de la guerra civil española en Bilbao y es hija de Carmen Estefanía, una española de clase alta, y de Manuel Rojas, un chileno diplomático que trabajaba en el salitre. Llegó a Chile a los dos años, pero pronto volvió a España por el trabajo de su padre. Vivió en Madrid hasta casi los 18 años, cuando regresaron a Santiago. Sus padres se separaron pero su madre se quedó en Chile.

-Le fascinaba este país -dice mientras saca un álbum de fotos-. Era preciosa, muy moderna, tenía un gusto exquisito -indica mientras señala fotos en que se la puede ver con faldas cortas. De ella, explica Carmen, heredó muchísimo.

-En esa época no había tiendas aquí, ella iba a España, compraba géneros, hacía los vestidos, los traía a Chile y los vendía todos. Siempre andaba buscando cosas, compraba antigüedades, las vendía. Tenía una cosa comercial muy interesante.

Carmen Rojas Estefanía se casó tres veces. Con su primer marido tuvo dos hijos y con el segundo, uno. Lleva 34 años casada con Jorge Aguiló, médico. Además, es hermana de Mao Rojas, actor, empresario, polero y criador de caballos que vive en Estados Unidos. Mao fue conocido en los ochenta por su matrimonio con la estrella de televisión de la serie "Dinastía", Pamela Sue Martin.

Carmen no profundiza en el tema. Prefiere concentrarse en otras cosas:

-Pero la gracia mía es la tienda, de eso te hablo feliz.

Algo más loco

En 1969 la revista Eva publicó un reportaje sobre "la carrera de las boutiques". Decía que abrir una de estas tiendas era una alternativa para "mujeres empresarias, con sentido del buen gusto y algún conocimiento de costura". Eran pequeños rincones de moda, a los que se llegaba por amistad. Generalmente eran mujeres de clase alta que imitaban modas extranjeras.

La diseñadora Paulina Viollier tenía la boutique Elle, a la que Carmen le vendía algunas prendas...

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