Bomberos franceses quieren estar en medio del fuego, pero sienten estar rezagados apagando humo
Si no es por él, el encargado de la delegación y un fotógrafo chileno que trabaja para agencias francesas, es poco lo que el grupo logra interactuar con los chilenos.
El puente roto se nota de inmediato, al verlos preparar una emergencia, estos permanecen en bloque a un costado, mientras los brigadistas locales miran con atención cómo montan sus equipos o realizan reuniones para elaborar una estrategia.
Los voluntarios, enfundados en overoles azules, con líneas reflectoras y un escudo con el tricolor galo, provienen de una unidad militar de seguridad civil ubicada en las cercanías de Marsella, en el sur de Francia.
El teniente coronel Jean Claude Commes, experto en defensa civil de la embajada de Francia y encargado de la delegación, explica que en su país existe un servicio forestal similar a Conaf, pero la competencia de apagar el fuego recae en los bomberos. "Esta unidad es especial, depende del Ministerio del Interior, y apoyan y se proyectan en todo el planeta. Se especializan en incendios forestales, rescates de terremotos, riesgo tecnológico, radiológico y químico", dice.
Antes de llegar al Biobío, los franceses tuvieron su primera misión en la VI Región, donde conocieron el rostro del Chile rural. "Están contentos con la respuesta de la gente, que les ha dado harto cariño, eso no es tan usual en Francia", comenta el traductor.
Experiencia inédita
Miércoles, 17:00. Los franceses estudian un plan para controlar un incendio en el sector de cruce Pingueral, en Dichato. Los chilenos se acercan y les hablan con palabras sueltas en español, inglés y señas rápidas. Al final, logran comprenderse y miran todos juntos un mapa.
"Este incendio es una catástrofe. Nunca he visto eso en Francia. Lo máximo que vimos fueron 12 mil hectáreas, pero más de 400 mil hectáreas es inmenso", afirma Commes.
En un rato, una parte de los voluntarios vuelve de una expedición, con el rostro irritado, mojado y marcas de carbón. "Ha sido duro. Necesito agua", señala uno, mientras otro abre una botella. Cerca de las 19:00 la jornada se acaba.
Más trabajo
Jueves. 14:00. Los franceses son reacios a conversar. Actúan con jerarquía militar y si se les pide información, remiten a la jefatura. Uno de ellos es Baptista Grimani, quien está con su familia en el país desde el último incendio de Valparaíso y se quedará hasta agosto. Está encantado con el puerto, pero le cuesta vivir ahí.
Algunos cuentan que la misión los tenía entusiasmados en un inicio, pero han ido perdiendo...
Para continuar leyendo
Solicita tu prueba