Bolivia: La demanda instrumental de Evo - 27 de Marzo de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 706919629

Bolivia: La demanda instrumental de Evo

Bolivia ha cerrado sus presentaciones orales en La Haya menospreciando el derecho y recurriendo a consideraciones políticas. Es precisamente lo contrario de la defensa chilena.

La estrategia boliviana es clara. Sus propósitos han emergido con claridad en la última audiencia.

Ante la debilidad jurídica de sus peticiones, no ha tenido otra opción que ejercer una demanda instrumental con un doble propósito, ambos encubiertos: impugnar el Tratado de Paz y Amistad de 1904 y servir para la cuarta reelección del Presidente Evo Morales, y sin fecha de término para su mandato.

La Corte de La Haya y sus jueces deben estar conscientes de que Bolivia intenta que sean instrumentales para esos dos objetivos, uno contrario a derecho, y otro, a la democracia.

Hasta que Evo Morales fuera elegido Presidente, salvo un intento fallido, a inicios del siglo XX ante la Liga o Sociedad de las Naciones, Bolivia no había intentado impugnar el Tratado de Paz, y jamás planteó su abstrusa obligación de negociar.

Solo en 2009, mediante normas de su Constitución, impuso el imperativo de desconocer el tratado que trajo la paz y fijó a perpetuidad sus límites con Chile.

Más adelante, en 2011, anunció que recurriría a la Corte de La Haya para que le reconociera la infundada entelequia jurídica de una inexistente obligación de negociar. Con su demanda burlaría el serio obstáculo de la unilateralidad en la denuncia del tratado. Resultaba impresentable e inaceptable, para cualquier Corte y para la comunidad de naciones, que un país, por su sola decisión, desconociera lo convenido con otro Estado, en un tratado internacional que ha regido y sido respetado por más de un siglo.

Más creativo ha sido el jurista de Bolivia, el profesor Vaughan Lowe. Para sortear lo dispuesto por la Corte, en la excepción preliminar, en cuanto a las limitaciones a la eventual obligación de negociar, ha señalado que Bolivia está abierta a soluciones distintas a la cesión de territorio. Afirma que hay "desarrollos tecnológicos que abren posibilidades que no se consideraron en el pasado y que ambos países cuentan con hábiles abogados, políticos y técnicos capaces de negociar modalidades y contenidos específicos del acceso soberano". Lo que importa, ha dicho, "es buscar una manera práctica de acceso soberano al mar para Bolivia, que no esté sujeto al control de Chile".

Carente de base jurídica para argumentar la obligación de negociar, no le quedó a Bolivia más remedio que recurrir a artificios que nunca...

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