La bitácora desconocida del viaje de Fidelito a Chile - 17 de Febrero de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 703318625

La bitácora desconocida del viaje de Fidelito a Chile

Ya era de noche a bordo del buque Aquiles de la Armada de Chile. El capitán de fragata Javier Erazo Wiegand debía trasladar hacia el Cabo de Hornos a 39 personas relacionadas con el Centro de Estudios Científicos de Valdivia, que viajaban a observar el derretimiento de los glaciares. Y aunque en la comisión había dos premios Nobel de Física, en esos días de enero de 2007 los ojos de todos estaban sobre Fidel Ángel Castro Díaz-Balart, físico nuclear y primogénito del entonces líder cubano, que visitaba Chile por primera vez.

Pero Fidelito -como se le conocía dado el gran parecido con su padre- quería pasar inadvertido y había hecho una petición: que en el Aquiles no hubiera prensa. En medio de la noche y protegido del frío magallánico dentro de la aclimatada sala donde conversaba con el capitán, Castro puso un disco compacto que se trajo de la isla. Erazo recuerda la escena:

-Corrimos la mesa, bailó en la alfombra, y me mostró cómo se bailaba en Cuba. "Así tiene que aprender a bailar", dijo.

Después de moverse al son de la salsa y el merengue con su esposa, María Victoria Barreiro, quien lo acompañaba en el viaje, el hijo de Fidel trató de motivar al comandante de la nave.

-Y me dijo: "Trate de bailar usted". Yo le respondí: "Es imposible, los chilenos somos muy tiesos". Él se largó a reír.

En 1974, y radicado en la Unión Soviética, Castro Díaz-Balart se tituló de físico nuclear en la Universidad Lomonosov de Moscú. Más tarde se convirtió en doctor en Ciencias Físico-Matemáticas. Hasta 1992, fecha cuando el gobierno de su padre lo destituyó de la Secretaría Ejecutiva de Asuntos Nucleares, fue la cara de la política nuclear de Cuba.

Cuando llegó a Chile, el 12 de enero de 2007, era asesor del Consejo de Estado de la isla. Venía a la inauguración en Valdivia del Centro de Estudios Científicos, invitado por su director, Claudio Bunster. Ese día, poco les dijo a los periodistas que lo vieron bajarse de un Hyundai Sonata blanco, vestido con polera de piqué y chaqueta blanca. "Prefiero no hablar ahora, porque quiero descansar", se disculpó antes de entrar al hotel Villa del Río.

La causa del interés mediático era, en parte, para conocer del estado de salud de Fidel Castro Ruz, que seis meses antes había delegado el mando del país a su hermano Raúl para someterse a una cirugía intestinal. Desde entonces, poco se sabía, salvo el rumor de un cáncer.

En Valdivia, solo comentó que su padre estaba mejorando, sin entregar más detalles. Sigilosamente, y...

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