Benditas elecciones - 7 de Junio de 2013 - El Mercurio - Noticias - VLEX 439796702

Benditas elecciones

Hace rato que el sistema político está fuera de foco no solo con aquello que los ciudadanos esperan, sino con las necesidades elementales del país (y no voy a detallar por qué afirmo eso).

Los políticos están entre ensimismados y desorientados. La razón es bien clara, y común en muchas organizaciones y sociedades: por una serie de factores internos de las personas y también externos a ellas, como cambios en sus relaciones familiares, acceso a educación, a información y nuevas ideas, mayor transparencia, ajustes de expectativas ante logros, globalización, cambios tecnológicos, ilusiones de progreso, etcétera, las personas han visto cambiar sus condiciones de vida, y como consecuencia, ajustan su visión del mundo, su forma de pensamiento y sus propias necesidades y aspiraciones a partir del cambio en esas condiciones, buscando construir un nuevo "encaje" entre lo que están viviendo y su visión del entorno. Y por lo tanto demandan cosas diferentes de la sociedad en que viven y de sí mismos. Ven y se ven distinto.

El sistema político, sin embargo, cambia poco: permanece en general anclado a los viejos esquemas, prácticas e incluso personas, aferrado a sus propias condiciones de vida, a su visión del mundo y a sus formas de pensamiento. Tampoco cambian mucho sus reacciones ante la percepción de la distancia, de la brecha, del desencaje: o dan respuestas populistas intentando empatizar por la vía de "decir lo que la gente quiere escuchar", o le echan la culpa al "otro" argumentando "yo no puedo ayudar a la gente porque 'el otro' no me deja".

Ninguna de las dos reacciones expresa un mínimo aporte de liderazgo, por supuesto. Y como las personas han cambiado y ven las cosas de un modo distinto, perciben que en el sistema político no encontrarán las respuestas, y la brecha aumenta. La trampa está construida. El "qué debo decir para convencer y ser elegido" solo aumenta la desconfianza y propende a relaciones transaccionales; el ciudadano reacciona: "ok, yo te apoyo si tú dices y me das lo que quiero. Y cuando dejes de hacerlo, te abandono". No parece precisamente una conexión muy sana ni menos aún construye una relación de largo plazo.

El rol del liderazgo político consiste en proponer una visión de futuro, y esa visión debiera jugar un rol más importante en el presente que las huellas del pasado. ¿Qué proyecto de futuro tenemos como país, como sociedad? ¿Qué visión de futuro nos proponen quienes quieren dirigirnos? Esta visión corresponde al sueño...

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