La batalla por los bosques de Juan Fernández
Antes de que el resto tenga tiempo para reaccionar, ella ya está allí, en cualquier centímetro del bosque de Juan Fernández que quede disponible. Un árbol, quizás por el viento, quizás de viejo, acaba de caer. Y con eso se ha abierto un nuevo espacio para la vida. Las especies nativas, las que siempre han estado en este archipiélago y que en muchos casos son únicas en el mundo, se toman su tiempo para ocuparlo. La zarzamora, no. Esta planta, que fue introducida en la isla durante el siglo XIX, no sabe de descansos y es capaz de cubrir por completo el bosque nativo con una rapidez sorprendente. Sus ramas flexibles y espinudas se arrastran por el suelo y se retuercen hasta alcanzar su objetivo: tomarse el espacio que dejó el árbol caído y comenzar a competir por los nutrientes con el resto de las plantas nativas, que suelen morir al poco tiempo. Especialmente en parches boscosos como los del cerro El Yunque, en los alrededores de la isla Robinson Crusoe, la principal del archipiélago, la zarzamora ha crecido con extrema facilidad. Como si fuera una boa, ha reptado hasta cubrir canelos de dos metros, enredándolos entre sus ramas y no permitiendo que la luz del sol llegue a nutrirlos. Por eso, los isleños ya hablan de invasión: hoy, las plantas nativas se han ido quedando sin espacio en los bosques de Juan Fernández, y están perdiendo la pelea frente a plantas introducidas como la zarzamora, el maqui o el eucalipto. "La isla está en emergencia", dice muy seria la estadounidense Erin Hagen, directora regional para Sudamérica de Island Conservation, una ONG internacional que se dedica a prevenir extinciones en islas a través de la remoción de especies invasoras. "Sabemos que la mayoría del suelo del archipiélago está quedando desnudo, se ha vuelto roca, ha desaparecido la capa vegetal. Sabemos que el bosque nativo está en un porcentaje muy mínimo y, si eso continúa, aquí tendremos una pérdida de recursos irreversible. Todos los antecedentes apuntan a que habrá más extinciones de especies, y que nos quedaremos con pequeñas muestras de bosques originales, en vez de un ecosistema funcional".Erin Hagen ha pasado los últimos años de su vida estudiando lo que pasa con los bosques de la isla, pero en estos momentos está en plena celebración. Es mediodía de un viernes a fines de enero, y en el mercado de los pescadores de Juan Fernández, el ministro de Medio Ambiente Pablo Badenier, ha hecho el acto de entrega oficial de la nueva reserva marina que protege los mares de este archipiélago. Por lo mismo, mientras Erin Hagen habla, de fondo se escuchan cantos locales, se siente el aroma de platos de langostas cocidas al disco y se ve a varios isleños brindando en honor a esta protección marítima, que llevaban años solicitando. Con seis años viviendo en la isla, esta bióloga especializada en ecología y restauración, de 38 años, nacida en Chicago y graduada en la Universidad de...
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