Bárbara, en medio del círculo de la violencia
Bárbara lo recuerda así:El 5 de septiembre de 2020 su pareja, Adonis Flores, le propuso que salieran a comer juntos.Ese día los dos hijos mayores de ella, de siete y cuatro años, estaban con sus respectivos padres. El más pequeño, hijo de ambos y en ese entonces de nueve meses, estaba con ellos, por lo que decidieron ir a dejarlo donde la madre de Flores, para poder salir un rato.Camino al local, en el sector de avenida Alemania, en Temuco -recuerda Bárbara-, él llamó a unos amigos para que se reunieran con ellos.-Me molestó porque hace tiempo no teníamos una salida los dos y yo encontré que era momento de hablar, pero él no lo vio así. Tomó todo el día y cuando ya eran como las siete de la tarde, yo ya estaba aburrida -relata Bárbara Huentemilla, quien dice que también tomó un trago.Era plena pandemia, el toque de queda se acercaba y poco antes de las 10 de la noche ya venían de regreso en un Uber a buscar a su hijo. En el trayecto, cuenta Bárbara, él le pidió al conductor pasar por una botillería a comprar cerveza.-En la casa le dije que no quería que siguiera tomando más, que nos fuéramos a acostar. Y se enojó. Él quería que yo siguiera compartiendo con él, pero yo no quería. Ahí me dio vuelta la cerveza que tenía en mi cabeza. Quedé toda mojada -cuenta Bárbara.Según la investigación de la Fiscalía de La Araucanía, se pudo determinar que ese día efectivamente Bárbara tenía cerveza sobre su pelo. También la alcoholemia de Flores arrojó 2,33 grados de alcohol. Sin embargo, aún quedan diligencias pendientes para corroborar lo que Bárbara relata que ocurrió a continuación.-Estábamos en el living . Ahí mismo estaba la cuna y cuando quise ir a sacar a mi hijo para llevarlo al dormitorio, él me empujó. Yo le devolví el empujón. Le dije que cortara el leseo, que me tenía cansada con sus actos. Ahí me vació otra cerveza en la cabeza, me tiró del pelo, me arrastró y me empezó a pegar patadas en el estómago y las piernas -relata Bárbara.Junto a ellos, en la cuna, estaba el niño de nueve meses.-Miré a mi hijo, recuerdo que estaba sentadito, y su mirada era como triste. Eso fue lo que me hizo levantarme y tratar de caminar. No podía gritar porque no tenía fuerzas ni para hablar. Mi pierna no la sentía, estaba como dormida. Arrastrándome intenté llegar a abrir la puerta y salir, pero quedé en la cocina.Al incorporarse, explica, su pareja estaba frente a ella.-Me tapaba la boca, me asfixiaba. Lo único que yo sentía eran golpes y mi cabeza mareada. Entonces vi un cuchillo en la cocina. Me acuerdo que él retrocedió y vio a su hijo. Y cuando me volvió a mirar, yo tenía el cuchillo aquí junto a mi cuerpo.Bárbara Huentemilla tiene 25 años. Luego de casi un año y medio en prisión preventiva, hoy está con arresto domiciliario total. El lugar donde cumple el arresto es la casa de su mamá, levantada con madera y planchas de zinc, en Temuco.Al teléfono desde allí, cuenta que ella creció y se crio en Temuco en la casa de sus abuelos maternos. Su madre trabajaba haciendo aseo y a su padre no lo conoció hasta que fue mayor de edad. Cuando tenía ocho años, dejaron la casa de los abuelos y se fueron a vivir a Santiago por el trabajo de la pareja de su madre. Se instalaron en Maipú, donde vivieron un par de años, hasta que ocurrió algo que abruptamente los hizo volver a Temuco.-Me acuerdo que él le levantó la mano a mi mamá. Yo estaba ahí, pero en ese tiempo era niña y no sabía bien lo que pasaba. Él se fue y a los días ya estábamos en Temuco. Para mí, fue como una bomba que estalló -relata...
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