De bar en bar en BARCELONA
El "caso" es este: luego de varios días lloviendo en Barcelona, en una primavera inusualmente fría, por fin está despejando. Es el primer día de sol en semanas, para alivio de los barceloneses, desesperados ya por pasear al aire libre y estrenar vestidos, poleras y trajes de baño.
La playa de la Barceloneta está atestada de pálidos bañistas y entusiastas del deporte, y aquí, en la zona de Port Vell, entre veleros y yates de lujo, los rayos del sol hacen que todo sea brillo, lujo y glamour.
El panorama suena perfecto: ver Barcelona desde el mar, mirar a lo lejos el Montjuic y el monumento a Colón, posar para la cámara con el Mediterráneo en las espaldas.Cualquier foto tomada en este escenario calificaría para Instagram de celebridad. Pero hay solo un problema: anoche nos fuimos de bares. Y arriba del velero nos esperan dos horas de navegación.
¿SON YA LAS 12?No es que seamos nosotros. En Barcelona se bebe a cualquier hora. Y se bebe bien.Según explica Iñaki López de Viñaspre, cocinero y antropólogo de la alimentación, claramente no estamos descubriendo una novedad. La tradición tiene larga, larga data.
Hace poco más de un año, Iñaki abrió, en la frontera de la Barceloneta y el Born, uno de los locales de moda hoy en la ciudad: una vermutería llamada Vidrios y Cristales. Un ondero local con aires vintage, donde se puede revivir la antigua tradición de beber un vermut, a mediodía, a modo de aperitivo.Por estos días no puedes irte de Barcelona sin probar un vermut.
Sentados en la terracita del local, donde un puñado de toneles sirve de mesa, el garzón reparte unos pequeños vasos de vidrio con vermut -un vino medio dulce, pero con un toque amargo debido a la maceración de hierbas como el ajenjo-, con media rodaja de naranja y una aceituna verde ensartada en un palito. Antes de comerla, es bien visto revolver y dejar que la oliva y el líquido se mezclen.-Con cuidado, que es traicionero, ¿eh? -advierte el mesero.
-¿Quién? -responde Iñaki enseguida-. ¿El vermú o yo?Iñaki es vasco, fundador y director de Sagardi, grupo que tiene restaurantes en siete ciudades -entre ellas, Londres y Buenos Aires- y es tan fanático de la comida que su cuenta de Twitter es @viviralpilpil.
Su nuevo local se llama Vidrios y Cristales porque en su origen, hace 150 años, era un taller de, justamente, vidrios y cristales. De esa época se mantuvieron el letrero, el piso y la estructura, pero se agregó una barra, se pintaron de rojo algunos detalles, se hicieron pizarras con la estética de la época y se colgaron lámparas de petróleo. Por dentro parece un almacén, con sus estanterías llenas de latas, botellas y sifones.
Aquí se puede beber una sidra o un vermut, de pie en la barra, o bien sentarse en la terraza y acompañar el vino picoteando pequeñas porciones de berberechos, anchoas, ensaladilla rusa, caballa, papas aliñadas o tortilla. También se puede comprar alguno de los más de 200 enlatados y salazones que figuran en el escaparate, como coloridas conservas de sardinas o bacalao provenientes de España, Portugal, Francia, Italia o Grecia.
Vidrios y Cristales, explica Iñaki, está inspirada en las antiguas y tradicionales bodegas. En esta zona del paseo Isabel II, donde está el famoso edificio de los Porxos d'en...
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