El banquetero chileno que triunfa en Tokio y atendió al emperador - 23 de Julio de 2011 - El Mercurio - Noticias - VLEX 304787362

El banquetero chileno que triunfa en Tokio y atendió al emperador

Pero Ricardo González Santibáñez, sanmiguelino de 40 años, lo hizo.

En 1992, "llegó con lo puesto" a trabajar de mayordomo en la embajada chilena en Tokio. Hoy factura 300 millones de yenes al año (unos US$ 3,8 millones) en su empresa Star Crew Ltd., especializada en catering , promociones y eventos.

Casado hace 14 años con Masami y con una hija de 6 años que estudia en un exclusivo colegio internacional, este chileno ya tiene casa propia -un lujo de pocos- y un auto de la exclusiva marca Lexus último modelo.

Punto de inflexión

Eso sí, la historia de Ricardo pudo haber tenido otro desenlace si en 1996 hubiera seguido el "camino fácil".

"Ese año fue importante en mi vida. Había mucho trabajo, mucho dinero, tentaciones, salidas, mujeres y alcohol... el dinero estaba por todos lados. Se hablaba de inversiones, de proyectos, y yo, de pronto, me vi envuelto en esa bonanza sin haber conseguido nada. En otras palabras, ganaba, vivía, disfrutaba, siempre rodeado de gente, pero en el fondo muy solo", confiesa, recordando cómo pasaba las noches en los bares de Shibuya, un distrito famoso por los night clubs y love hotels .

De un día para otro algo cambió. "Me di cuenta a tiempo de que no podía seguir en eso. Me sentía vacío. Recordé los sueños que tenía cuando llegué a Japón. Empecé a canalizar mis ideas". Entonces, dejó la vida fácil, contrató un profesor particular y perfeccionó su japonés e inglés. Profundizó sus conocimientos sobre servicios y protocolo. Cuando se sintió seguro, empezó su negocio en un rubro casi inexistente en Japón: la banquetería . Así, a finales de 1999, se asoció con japoneses y creó Star Crew.

Poco a poco, Ricardo se fue ganando la confianza de sus clientes. "Tomé todos los trabajos sin importar lo pequeños que fueran. Me costó mucho entrar en la sociedad japonesa, que es muy estructurada, con miles de reglas y costumbres. Más aún en este rubro en el que son muy exigentes", dice.

En 2002 enfrentó su misión más trascendental.

Contratado por la FIFA, coordinó protocolo y servicio en el Mundial de Fútbol Japón-Corea. La familia imperial, representada por varios de sus miembros, siempre asiste a muchos eventos y en este caso debían ir por ser país anfitrión.

"Al partido final fueron su majestad el emperador Akihito y la emperatriz Michiko. Fue una velada inolvidable, porque dentro de un espacio muy limitado tuve la gran oportunidad de atenderlos personalmente", continúa.

En este caso, debió coordinarse con la Casa Imperial para...

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