La bancada juvenil y Julio Iglesias - 12 de Noviembre de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 653055697

La bancada juvenil y Julio Iglesias

Cuando nos contaba, junto con reírnos, chocamos de frente con nuestra vejez. ¿Cómo alguien podía, con cara de novedad, pretender informarnos de algo tan obvio? Julio Iglesias fue parte de nuestra infancia y es el cantante más vendido en español. El papá de Enrique, con traje oscuro, camisa blanca y corbata negra, sin saber bailar, cantaba en Viña y todas las chilenas suspiraban. Era medio siútico y el tostado de solárium con la sonrisa de dentífrico eran de caricatura, pero igual era un grande.

Esta pregunta nos evoca a la Bancada Juvenil. Uno espera de los jóvenes candor y humildad para preguntar lo que no saben; genio e innovación para desafiar el statu quo, y alegría y optimismo para enfrentar el futuro. Pero nada de eso veo en ellos. Los cuatro de la fama más el flamante edil resultan arrogantes en sus opiniones y pueriles en sus propuestas.

Me aburre escucharlos hablar de política con cara de novedad sobre temas antiguos, proponer ideas obvias y fracasadas; escuchar ese odioso discurso político que tanto daño le hizo a Chile. Me agota su falta de humor y la cara de enojo permanente. Nuestra bancada juvenil sufre el efecto que la psicología denomina "Dunning-Krugger", que es la incapacidad de una persona de reconocer su propia ignorancia por desconocimiento. Me parece un desperdicio de talento ver cómo malgastan su juventud, repiten eslóganes en un Congreso que los mira con algo de conmiseración, por su fundamentalismo y soberbia.

Es encomiable su compromiso y energía, pero podría ser mejor utilizado si no se hacen políticos profesionales a tan temprana edad. Chile aprovecharía mejor su inteligencia si se van a la calle y buscan trabajo. Aprenden lo que es ser empleado, tener un jefe jodido y trabajar en equipo. Después se independizan, discurren una idea novedosa, le piden plata al banco y se arriesgan creando una empresa, para que sepan lo difícil que es emprender con éxito. Así, en vez de transpirar arrancando del guanaco, lo hacen juntando plata para pagar el IVA y los sueldos a fines de mes y enfrentan a la burocracia estatal que ahoga al más entusiasta emprendedor. Ojalá viajen a Cuba para que vean el "paraíso" del que hablan; estudien la historia de Europa Oriental para que aprendan lo que el comunismo puede hacer al alma de sus pueblos y miran...

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