El balance de Teresa Moller - 12 de Mayo de 2020 - El Mercurio - Noticias - VLEX 844503760

El balance de Teresa Moller

Entró a una cuarentena voluntaria a principios de marzo, antes de que se anunciara estado de catástrofe y se cerraran fronteras. Recién en estos días está saliendo nuevamente.Debe cuidarse, porque sus pulmones son delicados desde que era una niña y una fibrosis acecha. Ahora está sentada frente en el escritorio de su casa. Lleva un tapado de lanilla grisáceo y unos anteojos de marco clásico que le otorgan un aire de sabiduría.En la pared, a su espalda, cuelgan, como si fueran sus guardianes, dos cuadros de Magdalena Contreras donde aparecen sus dos hijos, Josefa (28) y León (20), retratados de niños.-Estas semanas me han venido bien -dice Teresa Moller, o Tere Moller, como la llaman a una de las paisajistas más prestigiadas de Chile-. Añoraba estar. Me parece que este momento lo podemos transformar en una oportunidad de ser y no tanto hacer, aunque suene poco moderno "el estar". El hacer sin destino nos ha alejado de lo que somos.Se escucha reflexiva, tal vez porque este 2020 coincide con los treinta años que cumple su estudio de paisajismo. Es periodo de balances.-Ha sido como abrir un cajón que estaba cerrado y mirar un ciclo. Yo no tenía idea qué haría en mi vida, era como esos adolescentes desorientados.Estudió enfermería, obstetricia y kinesiología antes de entrar a diseño a Incacea con la sensación algo avergonzada de ingresar a una carrera con poco valor profesional. "Vengo de una familia donde son todos universitarios, entonces yo era como la perdida". Pero le fue bien. Muy bien. Conoció al profesor Juan Grimm, que se convirtió en su mentor, y luego viajó a perfeccionarse al New York Botanical Garden. Aunque fue su padre quien la abrió al mundo de la naturaleza.-Tenía una pasión enorme por la naturaleza, un contacto directo y profundo. Hacíamos paseos a la cordillera, a los mares, al sur, el gran panorama familiar era salir de camping, las caminatas por la montaña. No había tanto que hablar, sino estar en lugares únicos.***-Muy buena tierra se está llevando -dice Teresa Moller a una clienta.-¿Es realmente buena? La compré porque estos días de coronavirus me estoy dedicando al jardín.-Muy buena. Yo misma la recogí bajo unos boldos -responde y sonríe.Este jueves, Teresa Moller tenía que venir a La Mariposa, su centro de jardinería orgánica, "un retiro verde", "una pequeña selva urbana en Vitacura", "mi casa de muñecas", en Luis Pasteur 5686, su casa esquina-jardín-vivero-oficina-centro apícola.Las plantas necesitan riego y cuidado...

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