Bajo la ley de la Torá - 26 de Octubre de 2010 - El Mercurio - Noticias - VLEX 225352174

Bajo la ley de la Torá

A pesar de las apariencias, Debbie no sólo está cocinando. Está cumpliendo una "mitzvá", o un precepto. Uno de los 613 que rigen la vida de los judíos hace cerca de 3 mil 300 años y que constituyen leyes indeclinables que los conectan con Dios. La mitzvá de separar un trozo de la "jalá" -el pan que se come en las celebraciones- y de reservarlo para los pobres es uno de los preceptos de la mujer. Por eso fue Debbie también quien, unas horas antes, preparó la masa de la "jalá", no sin cierta ceremonia. Unió la harina con agua, aceite y levadura, amasó la mezcla, se detuvo un instante, recitó una bendición, y dejó la masa reposar.

Y en unas horas más, como todos los viernes, será ella quién dará inicio a shabbat, el día de descanso que los judíos respetan cada semana y en el que les está prohibido hacer "trabajo creativo". Ese día sagrado -que se inicia con la puesta del sol del viernes y acaba con la aparición de las tres primeras estrellas de la noche del sábado- no pueden prender ni apagar fuego, cocinar, prender luces, andar en auto, hablar por teléfono, encender el computador, tocar instrumentos musicales, plantar o podar, entre otras cosas. Es un día para celebrar a Dios, la creación y estar en familia.

Como todos los viernes, Debbie se pondrá uno de sus mejores vestidos, lucirá las joyas que le regaló su marido para la ocasión, y exactamente 30 minutos antes de la puesta del sol, encenderá dos velas.

-Una es para guardar y observar shabbat y la otra para recordarlo -explica.

Moverá los brazos en un gesto circular, como para atraer el calor del fuego, y se tapará los ojos para decir otra bendición:

-Baruj ata Hashem Elokeinu melej ha olam asher Kidishanu bemitzvotav vetzivanu lehadlik ner shel shabbat-

Bendito eres tú, Dios nuestro, rey del universo, que nos santificaste con tus preceptos y nos ordenaste el encendido de las luminarias de shabbat.

Luego levantará los párpados y mirará la luz de las velas. La luz primera, la luz de la creación.Â

El judaísmo entero se funda en la Torá, es decir, los cinco libros de los profetas que conforman el Antiguo Testamento, junto con las escrituras sagradas que son 24. Y luego está el Talmud, la interpretación oral de la Torá que se puso por escrito y se terminó de compilar en el siglo IV. En esos textos está la ley judía, la filosofía judía, la ética judía, e incluso toda un área llamada "musar", que habla de la naturaleza del ser humano. En esos libros milenarios figuran los Mandamientos y un conjunto de historias bíblicas de las que los judíos sacan su sabiduría y las normas que rigen el comportamiento a seguir, para acercarse a Dios y hacer del mundo un espacio armonioso al que pueda llegar el Mesías, quien reconstruirá el tercer templo (el primero fue destruido por los Babilonios y del segundo sólo queda el Muro de los Lamentos en Jerusalén). Aunque los judíos no sean afines a categorizaciones, se distinguen distintos grupos según su grado de observancia. Debbie Waissbluth es parte de los ortodoxos, una comunidad creciente en Santiago que reúne a quienes han optado por seguir la ley judía de la manera más auténtica posible. Eso implica que respetan y cuidan el shabbat, comen kosher y cumplen muchas otras mitzvot (plural de mitzvá) de manera fidedigna. Todo eso en el respeto de los roles que, según ellos, la Torá establece para la mujer y el hombre.

-En el judaísmo hay un reconocimiento y una valoración muy profunda de la diferencia de los sexos. Lo más importante en el judaísmo es la educación y el rol más importante de la mujer es la educación. Por eso, la Torá dice "no te separes de la Torá de tu madre"; no la de tu padre. La mujer es quien es capaz de tomar el input más espiritual, más intangible del hombre y traducirlo a la realidad del mundo. Tiene un entendimiento más profundo de las cosas, es más pragmática y es quien transforma la información de la Torá en algo transmisible. El rol educativo del padre tiene que ver con la obra teórica, mientras que la parte más vivencial de la experiencia vital es más femenina -explica Javier Waissbluth, rabino de Aish Hatorah, una de las cuatro sinagogas ortodoxas de Santiago, y marido de Debbie.

Eso implica que el hombre tiene ciertas obligaciones de las cuales la mujer está liberada. Mientras los judíos observantes rezan mañana, tarde y noche, preferentemente en la sinagoga, la mujer puede limitarse a hacerlo sólo una vez, a la hora y en el lugar que más le convenga.

-Eso es porque se considera que la mujer tiene mucha mayor capacidad de conectarse naturalmente con Dios, mientras que el hombre necesita mucha más preparación para poder llegar a esa conexión. Además, como ella está abocada a la crianza, le es más difícil respetar los horarios -dice el rabino Waissbluth.

Pero eso implica también que en la ortodoxia, a diferencia de otros grupos observantes judíos, como los conservadores o reformistas, la mujer no acostumbra a participar en el "minyan", es decir, el quórum de diez adultos que se necesita para realizar los servicios religiosos completos en la sinagoga.

Ana María Tapia, directora del Centro de Estudios Judaicos de la Universidad de Chile, explica:

-En la ortodoxia, la mujer tiene un espacio restringido, pero es autorestringido porque no hay nada escrito que le impida participar en actividades como el minyan y, en algunos casos, trabajar fuera de la casa. Para ellas, las tradiciones sientan precedentes y terminan convirtiéndose en una especie de ley consuetudinaria. Y en eso hay diferencias entre los grupos de ortodoxos también.

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Son las seis y media de la tarde en uno de los caminos adyacentes al 14.000 de avenida Las Condes. B., una mujer judía ortodoxa que prefiere mantener el anonimato para proteger su privacidad, recién llegó a su casa, una construcción ocre en un condominio cerrado. Afuera, dos empleadas con delantal conversan en un bandejón con pasto y, más allá, siete niños juegan con una pelota, aprovechando la luz de las primeras tardes primaverales de la capital. Varios de ellos llevan una "kipá" (el gorrito distintivo que usan los judíos) en la cabeza.

  1. entra a su casa y se informa de lo acontecido durante su ausencia. Tiene cuatro hijos, dos de ellos en edad escolar, y salió temprano a trabajar. Es profesional independiente y dice llevar una vida bastante similar a la de cualquier otra mujer chilena. La diferencia está en que es religiosa y pertenece a la comunidad ortodoxa que se asentó en el barrio alto de Santiago...

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