Bachelet: Bien en el diagnóstico... ¿Y también en las soluciones? - 15 de Febrero de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 557285182

Bachelet: Bien en el diagnóstico... ¿Y también en las soluciones?

Si usted trabajara en La Moneda, tendría motivos suficientes para estar satisfecho y para tomarse unas merecidas y tranquilas vacaciones -solo alteradas por el daño que iba produciendo en la imagen de Bachelet cada día adicional que Dávalos demoraba su renuncia-. La pregunta que intentaré responder en las líneas siguientes, sin embargo, es si el país en su conjunto, más allá de las consabidas consignas políticas, puede también sentirse satisfecho y tranquilo.

El Chile de hoy: una bomba que explotó

Para partir, pongámonos de acuerdo en algo básico: el programa presidencial -eso que algunos han llamado la Biblia- no responde al capricho de la Presidenta, que un buen día despertó con estas ideas. !No¡ Ese programa nace de un diagnóstico del Chile actual, que exigiría transformaciones de fondo más que reformas cosméticas. No por nada, aunque se profundice poco en ello, una de las expresiones más repetidas por Bachelet candidata fue "Chile cambió". Y si a eso se le suma el gusto a poco con que ella misma se quedó en su primera administración, cooptada por la Concertación, lo que hoy estamos viendo es del todo explicable, casi natural.

Pero, ¿es cierto que Chile cambió? Tomando perspectiva, me atrevería a decir que el país viene experimentando desde hace ya una década lo que podríamos llamar una transición social, incubada más desde las bases y menos desde la clase dirigente, a diferencia de lo que ocurrió con la transición económica en los 70 y la transición política en los 90.

En simple, el fuerte aumento en el ingreso de los chilenos -se ha casi cuadruplicado desde 1990-, el mayor acceso a educación superior -tres de cada cuatro de los actuales estudiantes son la primera generación de sus familias en acceder a ella, como le gusta repetir al ex Presidente Lagos- y el efecto democratizador y de conectividad que han generado los avances tecnológicos, en conjunto han dado lugar a una clase media emergente empoderada y con altas expectativas. Un cambio profundo y sin duda una buena noticia.

¿Por qué tanto ruido, entonces? Porque hay una parte de la ecuación que no cambió: el país ha seguido siendo conducido básicamente por la misma élite de siempre, a nivel privado y público, de izquierda o de derecha. En otras palabras, más relevante que la tan manoseada desigualdad en la distribución del ingreso, lo que verdaderamente genera tensión en esta transición es la desigualdad en la distribución del poder. Con un agregado: la promesa de movilidad social...

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