Autoriza erigir un monumento en Rancagua en memoria de Oscar Castro Zúñiga. - Proyectos de Ley - Iniciativas legislativas - VLEX 914504978

Autoriza erigir un monumento en Rancagua en memoria de Oscar Castro Zúñiga.

Fecha10 Julio 2003
Fecha de registro10 Julio 2003
Número de Iniciativa3284-04
EtapaTramitación terminada Ley Nº 20.276 (Diario Oficial del 26/06/2008)
MateriaMONUMENTOS
Autor de la iniciativaBarros Montero, Ramón, Bauer Jouanne, Eugenio, Sepúlveda Orbenes, Alejandra, Valenzuela Van Treek, Esteban
Cámara Legislativa de OrigenMoción,Cámara de Diputados
Tipo de proyectoProyecto de ley
Moción de los diputados señores Valenzuela, Barros, Bauer, García-Huidobro, Aníbal Pérez y de la diputada señora Alejandra Sep

Moción de los diputados señores Valenzuela, Barros, Bauer, García-Huidobro, Aníbal Pérez y de la diputada señora Alejandra Sepúlveda.


Autoriza la erección de un monumento en Rancagua, en memoria de Óscar Castro Zúñiga. (boletín Nº 3284-04)



Óscar Castro Zúñiga pasó a la memoria colectiva regional y nacional como uno de los más grandes escritores. Su canto a la tierra y sus hermosuras, transfiguradas en bellas mujeres, ha enaltecido las vivencias cotidianas del pueblo, y con ello, el ingreso de estas vivencias a las grandes letras nacionales.


Nace en el Rancagua minero y campesino de inicios del urbano e industrial siglo XX, un 25 de marzo de 1910. Hijo de los campesinos humildes Francisco Castro y María Esperanza Zúñiga, pasó su vida al igual que muchos otros, la migración del campo a la ciudad, para terminar instalándose en el popular barrio estación.


De alma díscola, se desempeñó en varios trabajos, algunos como forma de sobrevivir, otros como alimento intelectual. Administrador de un molino, repartidor de leche, empleado de banco, periodista, redactor, bibliotecario, profesor entre otros oficios, configuró en su obra, una mirada tímida y heroica de su cambiante tiempo.


En 1936, Augusto D’Halmar al conocer y apreciar su obra, le permitió que leyese un trabajo suyo acerca de Federico García Lorca, en Valparaíso, que le valió un premio y el merecido reconocimiento de los círculos literarios.


Luego vinieron la edición de sus libro. “Huellas en la tierra”, “La sombra de las cumbres”, “Comarca del jazmín”, “La vida simplemente”, “Llampo de sangre”, “Lina y su sombra” y “Camino en el alba”, lo definen como un poeta, novelista y cuentista de gran categoría. Es por ello, que recibe premios, como el Premio Municipal de Santiago y el de la revista Atenea.


Por lo anteriormente expuesto, don Óscar Castro Zúñiga, es amplio merecedor de un monumento en su ciudad de Rancagua que tanto amó. Su poética mirada del habitar y su sensual descripción de la geografía, son un retrato permanente y actual de la idiosincrasia de la sociedad local. Su identificación con Rancagua justifica con creces la ubicación, en las esquinas de Almarza con Germán Riesgo, este monumento que lo honrará.


Luego de su paso por Santiago, resuelve volver a Rancagua justifica con creces la ubicación, en las esquinas de Almarza con Germán Riesco, este monumento que lo honrará.


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