Autoriza la construcción de un monumento en memoria de Su Santidad, Juan Pablo Segundo, en la ciudad de Viña del Mar. - Proyectos de Ley - Iniciativas legislativas - VLEX 914516536

Autoriza la construcción de un monumento en memoria de Su Santidad, Juan Pablo Segundo, en la ciudad de Viña del Mar.

Fecha24 Enero 2007
Número de Iniciativa4862-24
Fecha de registro24 Enero 2007
EtapaTramitación terminada Ley Nº 20.272 (Diario Oficial del 26/06/2008)
MateriaMONUMENTOS
Autor de la iniciativaChahuán Chahuán, Francisco, Ojeda Uribe, Sergio, Saffirio Suárez, Eduardo, Sepúlveda Hermosilla, Roberto
Tipo de proyectoProyecto de ley
Cámara Legislativa de OrigenCámara de Diputados,Moción
AUTORIZA LA ERECCION DE UN MONUMENTO EN MEMORIA DE SU SANTIDAD JUAN PABLO II, EN LA CIUDAD DE VIÑA DEL MAR

AUTORIZA LA ERECCION DE UN MONUMENTO EN MEMORIA DE SU SANTIDAD JUAN PABLO II, EN LA CIUDAD DE VIÑA DEL MAR.

BOLETÍN N° 4862-24


Fundamentos del proyecto.



El 2 de Abril de 2005, y después de casi veintisiete años de fructífero pontificado, que había asumido el 16 de Octubre de 1978, falleció en ciudad del Vaticano, el Papa Juan Pablo II, cuyo verdadero nombre fue el de Karol Jósef Wojtya, quien había nacido en Wadfovice, pueblo cercano a Cracovia, Polonia, el 18 de mayo de 1920.


Su partida, después de una prolongada enfermedad, provocó muestras de fervor multitudinario en todos los países del mundo. Más de dos millones de personas desfilaron frente a su cuerpo inerte para rendirle un postrer homenaje y manifestarle su gratitud por su testimonio de vida y entrega. En todo el universo se honró su memoria y se lloró su partida.


La fecha de su fallecimiento, coincidió con su visita a la ciudad de Viña del Mar, Chile, dieciocho años antes, esto es, el 2 de Abril de 1987, cuando celebró una misa dedicada a la familia, núcleo fundamental de nuestra sociedad.


En aquella oportunidad, y a propósito de la unidad y conservación de las familias, el Papa Juan Pablo II nos señaló: “Queridos esposos y esposas de Chile, vuestra misión en la sociedad y en la Iglesia es sublime. Por eso habéis de ser creadores de hogares, de familias unidas por el amor y formadas en la fe. No os dejéis invadir por el contagioso cáncer del divorcio que destroza la familia, esteriliza el amor y destruye la acción educativa de los padres cristianos. No separéis lo que Dios ha unido”.


Bellas palabras, por cierto, que complementó con su defensa a la vida de todas las criaturas, al expresar: “Frente a una mentalidad contra la vida, que quiere conculcarla desde sus albores, en el seno materno, vosotros, esposas, y esposas cristianos, promoved siempre la vida, defendedla contra toda insidia, respetadla y hacedla respetar en todo momento. Sólo de este respeto a la vida en la intimidad familiar, se podrá pasar a la construcción de una sociedad inspirada en el amor y basada en la justicia y en la paz entre todos los pueblos”.


Y este llamado que con tanta fuerza nos hiciera en aquella magnífica ocasión el Santo Padre, no es sino un corolario de la enseñanza que nos impartiera en la aún vigente encíclica “Familiaris Consortio”, emitida el año 1981, cuando nos expresa: “Hay que condenar totalmente y rechazar con energía cualquier violencia ejercida por tales autoridades en favor del anticoncepcionismo e incluso de la esterilización y del aborto procurado. Al mismo tiempo, hay que rechazar como gravemente injusto el hecho de que, en las relaciones internacionales, la ayuda económica...

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