Un niño, un auto y una piedra
F.A.M.V., 15 años, declaración policial
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A 300 metros del paso nivel comienza la calle principal de la población Las Mercedes. La mayoría de los habitantes vive de la agricultura y los hijos pueden estudiar en la Escuela Municipal David del Curto. A la vuelta del colegio comienza una recta, de seis cuadras, sin pavimento, en la que un viernes, a la misma hora del accidente, cuesta encontrar a dos personas en la calle al mismo tiempo. Casi al final, en un pasaje, vivía la familia de E.M.C., 11 años. Llegó ahí después del terremoto de 2010 desde Rancagua, y nunca encajó totalmente con la tranquilidad del caserío. La fiscalía de Rengo recuerda apenas un delito de gravedad en cuatro años: un asalto a una parcela del sector.
El pueblo tiene una cancha de fútbol, de pasto impecable, un negocio, El Farolito, y un bar. Las tardes son silenciosas, pese a lo cerca que está la Ruta 5 Sur. E.M.C. solía jugar con su sobrino, que tenía su edad. Le gustaba cazar lagartijas con una onda y caminar, y correr, ida y vuelta, las seis cuadras de tierra entre su casa y el colegio. Todo el borde del camino está carcomido por fuego.
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Según los registros, la Nissan Navarra color plata cruzó el peaje de ingreso a Rancagua a las 21:37. No hay cómo saber si en ese punto Andrea Urrejola, periodista, 43 años, estaba aún con vida. Junto con su marido, Héctor Olea, gerente de Agrosuper, habían salido hace menos de media hora desde Requínoa, donde vivían, a una cena social en Santiago. Desde que partieron, en una Copec, hasta el paso nivel Santa Lucía, alcanzaron a recorrer un kilómetro. La fiscalía estima que el auto iba entre 90 y 100 kilómetros por hora. Conducían por la pista izquierda.
El ingreso a la clínica Integral fue casi a las diez de la noche. Andrea Urrejola llegó sin signos vitales. Se le practicó reanimación por 20 minutos con inyecciones de adrenalina, atropina y masajes cardiacos. A las 22:20 horas fue declarada oficialmente muerta.
Según la autopsia, presentaba una gran equimosis violácea negruzca de 23 por 19 centímetros y un hundimiento muy acentuado del tórax. La piedra no le tocó la cabeza y cayó directo en el pecho. Los peritos se sorprendieron por lo preciso del impacto, la mala suerte y el cálculo que requiere apuntarle a un blanco en movimiento, desde cuatro metros de altura.
Andrea tenía el esternón fracturado, tres fracturas costales derechas y seis izquierdas, además de dos desgarros ventrilocuares. Perdió mucha sangre.
El carácter de las lesiones evidencian una gran cantidad de energía liberada, se lee.
Cuando abrieron la puerta de la camioneta, una piedra, de 2,5 kilos, rodó hacia afuera.
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"Acompañamos al Pitote y al Papero a pagar el arriendo donde la Lali. No había nadie más en la pasarela, ni por ahí cerca. Eran como las ocho. El Cisarro estaba parado al borde, sin zapatos. Nos pidió un cigarro. El Pitote le dijo que no anduviera tirando piedras. Tenía una grande justo debajo de él. Era la misma que vimos al otro día en la tele".
T. B.L., 14 años.
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Genoveva Sánchez vive en la calle principal de Las Mercedes, treinta metros en diagonal de la casa de E.M.C.
"Hace 20 días lo encontré metido en mi pieza, trajinándome las cosas, donde guardo mi ropa. No era la primera vez que lo hacía, pero sí la primera vez que lo pillaba. Era un niño muy malo. Me habían empezado a desaparecer cosas tiempo antes. Traté de hablar con su mamá, pero ella era igual. Yo creo que hasta ella lo...
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