Atención: paciente crucificado en el sector nueve - 31 de Marzo de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 707233497

Atención: paciente crucificado en el sector nueve

Blanca Santana, fiscal del sumario administrativo

"La tarde del domingo 13 de marzo de 1988 transcurría como cualquier otra".

Juan Toledo, enfermero

"El hospital en ese tiempo era un lugar muy poco acogedor, muy poco rehabilitador, básicamente era donde se trataban cuadros agudos y no había recuperación. Cuando yo llegué había alrededor de 1.800 pacientes. Era como el lugar donde iba a parar toda la gente que socialmente no era aceptada; era, por decirlo de manera un poco dura, un botadero de gente que no era normal".

Mario Gomberoff, director 1988

"Según mis recuerdos, no había ni una posibilidad de hacinamiento. O sea, hacinamiento para mí es dos o tres pacientes que ocupan una cama y no, eso no existía".

María Villalón, auxiliar

"Esa tarde atendimos a las visitas, porque era domingo y había que vigilar a los pacientes que se fugaban. Pasadas las cuatro bajé a echar una mirada a la chacrita, lo que hacía habitualmente, ya que era una de las cosas que me producía satisfacción personal era regar las plantas, y no había nada raro".

Juan Zapata, auxiliar

"Cerca de las cinco de la tarde fui a dejar al departamento nueve un paciente que se había fugado. Al llegar, recuerdo haber visto a Enrique Torres Zapata sentado en una escala, cerca de los comedores".

Inspección del lugar, sumario

"Es un edificio de dos pisos, el primero con siete salas de pacientes, con seis a ocho camas en cada sala. El segundo, con diez salas de pacientes y una enfermería. En total, son 1.600 metros cuadrados, al centro del hospital, aislados del resto del establecimiento. El departamento nueve atiende a 112 pacientes, con una dotación de tres funcionarios por turno. Ese día se encontraba una enfermera extra para tratar a un paciente con infección".

Patricia Neira, enfermera

"Concurrí aproximadamente a las cinco de la tarde para la revisión de un grupo de pacientes, por el control de infección intrahospitalaria. En la clínica estaban dos auxiliares mujeres y el auxiliar Cordero, quien al explicarle la razón de mi visita me ayudó en forma voluntaria a la búsqueda de fichas. Cuando terminé mi trabajo, después de tres cuartos de hora, bajé al patio, no viendo ningún paciente alrededor".

Elena Escobar, auxiliar

"A las 17:25, se acercó un paciente, quien me avisó que en el patio había otro paciente botado en el suelo y que tenía sangre en las manos, no especificó nada más. Fui al lugar y mandé con ese paciente a buscar a toda la gente del turno".

Alejandro Cordero, auxiliar

"Había estado ayudando a la enfermera Neira con las fichas. Luego la fui a dejar cerca del respostero, cuando sentí que un paciente me llamaba. Subí corriendo, porque pensé que alguien se había agitado. Pero no, el paciente me dijo que nos necesitaban en el primer piso. Acudí y lo vi. Llamé por citófono a Juan Zapata, que llegó de inmediato con el enfermero Toledo y el doctor de residencia".

Elena Escobar, auxiliar

"Estábamos nosotros con él ahí, en el suelo. No lo quisimos mover esperando al médico. Yo subí a buscar agua oxigenada para limpiarles las heridas, pero cuando volví no había nadie".

Juan Toledo, enfermero

"Pasamos a buscar al doctor residente, Espejo, que ya nos estaba esperando; al parecer estaba informado. En el camino, Zapata no hizo un comentario: los pacientes están cometiendo muchos actos perversos".

Claudio Espejo, médico residente

"Aproximadamente a las 17:30, estando en la sala de residencia, recibí una llamada en la que se me decía que me presentara de forma urgente al departamento 9, porque había un paciente crucificado".

Juan Toledo, enfermero

"Por decirlo de alguna forma, la locura va de acuerdo a los tiempos, va de acuerdo a los hechos contemporáneos. Hay locuras inexplicables, inentendibles, pero hay locuras que, si uno les sigue el hilo, se explican por las vivencias de alguien. Por ejemplo, en dictadura había muchos delirios espantosos entre los pacientes, pero la mayoría tenían que ver con la Dina, la persecución, Pinochet, con la vigilancia. Esto era otra cosa".

Juan Zapata, auxiliar

"Estaba en el patio interior, ala oriente del edificio, sobre una puerta antigua en posición cúbito dorsal, brazos extendidos, ambas manos clavadas con clavos de cuatro pulgadas. Eran clavos oxidados".

Juan Toledo, enfermero

"Me conmovió mucho, era como retroceder dos mil años".

Alejandro Cordero, auxiliar

"Él solicitó por medio de un paciente que se mandara algún alicate o martillo, algún elemento para desclavarlo. Me di cuenta de que la madera se veía hueca, que quizá se podía desclavarlo".

Juan Toledo, enfermero

"Yo sentí que estaba tan espantado, que ni siquiera intentaba desclavarse. En ese momento yo tenía que ayudar al paciente, porque sentía que estaba sufriendo mucho y todo el mundo opinaba sobre cómo sacar los clavos de ahí. Estuve manipulando el clavo de la mano izquierda y me di cuenta de que podía ceder a la presión que uno hiciera y logré desclavarle esa mano. Tengo la impresión de que la otra fue desclavada por el auxiliar. Luego de desclavarlo el hombre estaba vígil, o sea, despierto".

Alejandro Cordero, auxiliar

"Lo subimos al segundo piso, a enfermería, caminando, pero sujeto...

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