La astrónoma que no puede ver las Estrellas - 14 de Octubre de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 694765509

La astrónoma que no puede ver las Estrellas

Wanda Díaz está sentada con algo entre las manos. Es una mujer de 42 años, alta, morena, de pelo oscuro y que viste sencillamente. Un chaleco negro, una polera naranja, un pantalón café holgado. A su lado está su compañero: un bastón rosado de orientación que la ayuda a "sentir", como si fuera una extensión de su mano, lo que sus ojos no pueden ver.

-Ahora sí, escucha.

Cuando la astrónoma prende aquello que tiene entre sus manos, su radio, su "cajita", como ella misma le dice, lo único que se puede oír es interferencia. Sonidos indescriptibles, incluso molestos, chasquidos sin significado alguno.

-No es ruido, ahí se puede oír lo que está pasando en el espacio.

Desde aquella radio que fácilmente se puede tomar entre las manos, que tiene cinta adhesiva alrededor y que apenas mantiene todas sus piezas juntas, esta astrónoma descubrió cosas que nadie más pudo ver. Menos ella.

Hoy, a más de 20 años desde que "escucha" el espacio, Wanda Díaz -que en septiembre pasado estuvo en Chile invitada por la Universidad Diego Portales para hablar sobre la sonificación y la inclusión de personas con discapacidad en el Ciclo de Charlas y Noches de Telescopio- recuerda cómo esa pequeña radio le ofreció una alternativa para explorar el universo.

-Fue un amigo, Emilio, el que me hizo escuchar por primera vez. En ese tiempo yo ya había perdido más del 50 por ciento de la visión, no quería ni podía estudiar. Incluso me dijeron que me cambiara de carrera. Pero cuando escuché el audio, dije: "Mira, esto se puede usar". Fue la primera vez que oí la radiación galáctica.

El atlas

El recuerdo más vívido de la infancia de Díaz es el único libro que había en su casa. Vivía en Gurabo, una pequeña ciudad en Puerto Rico, donde había llegado junto a sus padres y su hermana, dos años mayor que ella. Eran una familia humilde, que incluso tuvo que tomarse un terreno para construir una casa. Fue en esa época, cuando Díaz tenía 4 años, que su padre, quien trabajaba como recolector de basura, llevó un atlas para ella y su hermana.

-Se convirtió en la biblia. Nosotras pasábamos las páginas para adelante y para atrás, lo mirábamos, lo tocábamos. Era el único libro que teníamos, porque nosotros no podíamos comprar uno. Pero gracias a eso, a un atlas que alguien había botado, supe que quería ser científica -recuerda la astrónoma.

Pasaron los años, Díaz salió del colegio y postuló a un programa de ciencias naturales en la Universidad de Puerto Rico. Gracias a sus propios esfuerzos y el de sus padres...

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