Así se vive el torneo de los viajes interminables - 10 de Agosto de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 523441510

Así se vive el torneo de los viajes interminables

"Si bien siempre se viaja en avión, los vuelos con escalas y las salidas muy temprano impactan. A partir de eso hay que revisar las cargas físicas de los jugadores; por ejemplo, no siempre se puede hacer doble turno. Los futbolistas de más edad a la larga sienten el desgaste, y por eso trajimos gente de menos de 30 años. El gasto es grande, del orden de $100 millones al año en viajes; eso me dijo el presidente. Con ese monto se podría armar una planilla para pelear el campeonato", explica Díaz.

"Por política del club, cuando el traslado es menor a 400 kilómetros se hace en bus; si supera esa distancia, será en avión", enseña Claudio Tessa, gerente de Audax Italiano.

Deportes Iquique hace check-in cada vez que se traslada a Santiago, pero hay imponderables: "Al partido con Colo Colo nos fuimos un viernes por la noche -cuenta el DT Héctor Pinto-, pero el vuelo sufrió un retraso, y llegamos a las 3:30 de la madrugada al hotel. Súmele otra hora en quedarse dormidos. Los jugadores decían en broma 'Paredes (Esteban) ya lleva ocho horas durmiendo'. Son pequeñas ventajas".

Las concentraciones de local ahora son uniformes, pero el único club que goza de búnker propio es O'Higgins, que espera sus duelos recluido en el Monasterio Celeste. "Al norte se va en avión. A Santiago y la Quinta Región en bus normal, y al sur se viaja en bus cama", sintetiza Pablo Hoffmann, voz del "Capo de Provincia". En Santiago, los hoteles ubicados en la zona del aeropuerto son los más visitados por los planteles del fútbol chileno, llegando incluso a coincidir en el recinto equipos rivales.

Los consultados concuerdan en que el viaje más "difícil" y "oneroso" es a El Salvador. Por ejemplo, San Marcos no tiene vuelo directo a la Región de Atacama, y ya programó un lato itinerario: Arica-Santiago, luego Santiago-Copiapó, y el día del partido subirá por tierra al campamento minero.

"Es el más caro, porque debes llegar a Copiapó y luego arrendar un bus, que promedio cobra $1,5 millones a El Salvador. Súmele el avión y estadía", dice un dirigente santiaguino.

Cobresal también padece la distancia. "Todos se quejan cuando vienen a El Salvador, pero es una vez al año, y nosotros hacemos el mismo viaje semana por medio. Lo mismo que les cuesta a los rivales llegar, es lo mismo que nos cuesta salir", dice Juan Manuel Silva, coordinador del club. Los dirigidos de José Cantillana deben hacer sagradamente los 205 kilómetros a Copiapó antes de volar a Santiago. "Son 6 horas en total"...

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