Artistas eclipsadas: el complot de la vida - 3 de Noviembre de 2019 - El Mercurio - Noticias - VLEX 821615097

Artistas eclipsadas: el complot de la vida

Él quedó como uno de los pintores que le dieron identidad visual al Chile decimonónico, uno de los pilares de nuestra historia del arte. Ella, como la joven que lo acompañaba, su ayudante, su aprendiz. Pero Clara Filleul (1822-1878) -nacida en Francia y establecida en Chile en 1844- no solo tuvo una relación amorosa con Raymond Monvoisin, también pintó codo a codo con él. Participó decisivamente -según investigaciones actuales- al menos en 300 obras suyas, elaboradas entre 1848 y 1857. Solo así se explica que el artista se haya convertido en el retratista preferido de la élite, con capacidad de montar talleres de marca registrada en Valparaíso, Santiago y Quilpué.Las miradas decimonónicas no registraron con precisión el aporte de Filleul -tampoco el de Procesa Sarmiento, otra colaboradora de Monvoisin-, porque no calzaba con las convenciones sociales: si las mujeres osaban tomar los pinceles, debían remitirse a bodegones, paisajes, escenas femeninas. No a retratar próceres, ni a crear grandes obras. Basta recordar los comentarios que encendió "Militza", de Rebeca Matte (1875-1929), en el Salón de París de 1900. Desde dudar que ella pudiese haber realizado una escultura de esa envergadura, hasta criticar que fuera a los salones.Pero el tiempo abrió cierto espacio para la corrección... Entonces, se reconoció que Filleul tenía, además de mano en los cuadros de su pareja, una sólida obra propia. Pictórica y escritural, con textos de viaje, infantiles y educativos, como "L' Algérie" o "Fables offertes à l'enfance" . Así lo ha afirmado el equipo tras "Monvoisin en América", proyecto que lidera desde Chile el MNBA, con coordinación de Gloria Cortés, e impulsan instituciones como la Pinacoteca de São Paulo, y el Museo de Arte de Lima. Mientras se cataloga la obra del maestro -que será expuesta junto a la de sus ayudantes-, empieza a brillar la de su pareja.Ese registro asimétrico que Filleul y Monvoisin tuvieron en el canon del arte chileno ha marcado a tantos otros matrimonios de artistas visuales. Desde el siglo XIX hasta estos días. Siempre las ensombrecidas son ellas. Además de omisiones historiográficas y la tardía validación de una escena, pesan los roles culturales y de género que no se pueden o no se quieren alterar. También hay casos de acuerdos para potenciar una carrera, aunque se trabaje de manera cómplice. Y, hay que decirlo, existen eclipsamientos porque alguien cede ante el titánico ego creativo del otro.De esa forma lo vivió Dora...

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