'Me arrepiento profundamente de haberme ido de la U'
Mauricio Pinilla camina por el departamento que arrienda en Las Tacas desde febrero pasado, cuando, tras su polémica salida de la Universidad de Chile fichó por Coquimbo Unido. Desde su terraza, en esta época del año, se ve la playa completamente vacía y prácticamente no vive nadie más en todo el balneario.-Me arrepiento profundamente de haberme ido de la U -dice-. Debiera haberme quedado y haber arreglado el tema por el cual yo estaba tan molesto con otras personas de mayor rango. No con las que yo estaba discutiendo y peleando.-¿Cómo no se dio cuenta de eso antes?-Porque nadie se pronunciaba. Cuando llegó la propuesta (de Colón, de Santa Fe), los dirigentes que me tienen tanto cariño nunca se acercaron, nadie me habló, nadie me llamó, nadie dijo nada; llegaron y aceptaron la oferta que había llegado de afuera.-¿Y usted se quería ir a Colón, o no?-No es que yo me quisiera ir, es que estaba tan incómodo con lo que estaba pasando en la U, que busqué una salida para evitar problemas, pero obviamente después me arrepentí. Estoy muy arrepentido de no haber solucionado el problema. Porque con la gente que estaba abajo, nunca lo iba a solucionar. Después me encontré con Carlos (Heller), hablamos, me invitó a su casa y conversamos, y lo solucionamos en cinco minutos. A mí me pintaron el tema de otra forma; lamentablemente confirma lo que yo pensé siempre: el de abajo me quería sacar, le pintó la cosa a los dirigentes de manera distinta.- Entonces, si lo llamaran, ¿volvería a la U?-Hoy es difícil, creo que los más perjudicados fuimos la gente y yo. Porque del resto de los involucrados, ya ninguno está en la U, los echaron a todos. Y, la verdad, estoy tan tranquilo y relajado, que provocar el morbo de la vuelta a la U de Pinilla... Aparte que no sé si voy a jugar el próximo año, lo más probable es que no (...). Lo que más me interesa es estar cerca de mi familia. Porque puede ser que me la lleve a otro lado, de repente me llega una propuesta de afuera. Pero sin la familia, no. Ellos ya han hecho demasiados sacrificios por mí y llegó el momento de que yo me sacrifique por ellos.Mauricio Pinilla viste buzo y zapatillas. Su 1,85 metros de estatura hace que se vea aún más delgado. Es el primer martes de octubre y el entrenamiento de la mañana estuvo especialmente exigente.Sentado a su lado está su padre, quien trabaja con él y lo acompaña a todas partes: en la mañana a los entrenamientos, al mediodía en el almuerzo y en las tardes, tras la siesta, al muelle para pasar el rato pescando.-Me ha ido estupendo. He pescado lenguados y corvinas, los traemos a la casa y los comemos. Una vez en Italia pesqué un atún de aleta amarilla de 106 kilos -dice.El departamento, de cuatro dormitorios, donde en la semana recibe la visita de sus tres hijos y su esposa Gisella Gallardo, quienes viven en Santiago, está en el primer piso de un edificio que se encarama por un cerro pedregoso y lleno de cactus.-Me gusta estar en el primer piso porque odio los ascensores; soy claustrofóbico -confiesa.Mauricio Pinilla nació en San Bernardo, pero su familia pronto se mudó al sector El Llano de San Miguel, donde el futbolista hizo su vida hasta los 18 años. Su padre, Ricardo Pinilla, tenía un negocio de venta de madera, pero luego montó una constructora de casas prefabricadas.Se inició en el fútbol en el colegio Don Bosco, en Gran Avenida.-Uno de los papás de mis compañeros era dirigente de Magallanes. Yo jugaba en el colegio, era goleador. No había nadie más bueno que yo. Entonces, a los 8 años, él me llevó a jugar a Deportes Magallanes.Ahí lo vio jugar César Vaccia, quien luego fue entrenador de la Universidad de Chile. Él lo invitó a la U. Era 1992.Pinilla dice que le iba pésimo en el colegio, que era muy desordenado y contestador, y que lo único que quería en su vida era jugar a la pelota.-Me empecé a cambiar de colegio dependiendo del horario de entrenamiento. Mi mamá me dijo: "Yo te apoyo en el tema del fútbol, dejamos un poquito de lado el estudio y te dedicas 100 por ciento como corresponde al deporte".Finalmente sacó...
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