De la arquitectura a la luna - 28 de Octubre de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 743795997

De la arquitectura a la luna

Paula Dittborn y Marcos Sánchez vuelven a exponer juntos en Sala Gasco. Ningún vínculo estético les resulta común. De esa manera, el nacarado celuloide sobre acrílico constituye el genuino material de los cuatro cuadros principales de Dittborn. Tres giran alrededor de fachadas de edificios que buscan interpretar las características típicas de ciertas firmas de arquitectos de nuestro país. El brillo de las superficies y sus texturas sobre el oscuro vacío lucen apropiados para subrayar con gracia las diferencias. El cuarto trabajo se refiere a una construcción de pasado, incluyendo la inesperada introducción de fantasiosas figuras de cómic que se confunden con la vegetación del primer plano. Acorde con la temática anterior, asimismo la artista entrega un interesante y afilado dibujo; define un políptico con el desarrollo bien graduado de un panorama que va apareciendo, llega a su cénit y, paso a paso, casi desaparece. Cierto atributo de filmación cinematográfica hay en él. Sánchez, por su parte, muestra dos pinturas y obras volumétricas. Las primeras, de línea neoexpresionista, dejan ver una personalidad mucho menos acusada que la de su colega de sala. Sus más numerosas contribuciones restantes constituyen perfiles volumétricos y maquetas en miniatura, todos referidos a objetos. Acierta con la transfiguración de "Colgador". También podría ser otra aportación destacada el gran bloque blanco, acaso en función de tronco de cuento infantil. Sin embargo, la inclusión del diminuto video con el esqueleto le resta unidad.La fotografía es el intermediario de tres fotógrafos que exponen durante estos días. Por cierto, el más importante resulta Jorge Brantmayer. Galería Ekho lo presenta. Son seis amplias fotos con color, cuyas fantasías argumentales parten de un enfoque enteramente naturalista. Si bien hoy día agudizado, este argumento lo había tratado con anterioridad. Quizá aquella cualidad suya más relevante, una expresividad muy honda, ahora se intensifica, cuajada en un sentido del humor agudo y encantador. Convierte, pues, en escenas delirantes el taller del pintor con sus modelos, junto a los manchados de pintura propias del oficio. Pero transforma estas últimas en protagónicas: no solo llenan, indiscriminadas, el luminoso local, sus suelos y murallas, sino que cubren los cuerpos humanos hasta esconder anatomías. Estos conjuntos de figuras, además, se hallan compuestos la pericia de una naturalidad casual. Sin embargo, la culminación de la...

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