El arduo camino para recuperar la primera película de animación chilena - 10 de Enero de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 591300698

El arduo camino para recuperar la primera película de animación chilena

-Espera, ¿no tienes de casualidad alguna relación con Juan Carlos Trupp?

-Sí, era mi abuelo.

-¿Sabías que tenemos un extracto de su película?

Ese fue el punto de partida de un trabajo extenso de recuperación del filme, titulado "15 mil dibujos", que continúa hasta hoy bajo la supervisión de la propia Kylie. Para ella, la historia no había sido más que una anécdota familiar que se hizo realidad cuando supo que existía una cinta. "Yo de pequeña dibujaba harto", recuerda. "Habré tenido unos diez años cuando un día mi abuela me vio dibujar y me contó que mi abuelo había hecho una película con un personaje llamado Copuchita, muy parecido a Condorito. Era una historia bonita, pero nada más, porque nunca tuvimos los archivos y tampoco se nos pasó por la mente que aún podían existir". El estreno de 1942 fue un fracaso monetario que no retribuyó el esfuerzo y entusiasmo de sus creadores, razón por la que ellos y sus familias, desmoralizados, abandonaron las cintas y nunca más se habló de la película.

Por eso, al ver por primera vez las imágenes en posesión de la UDLA, apenas un par de minutos, Kylie comenzó una búsqueda por su propia cuenta para intentar rescatar cualquier tipo de material que pudiera haber sobrevivido al tiempo y el olvido: "Partí contándole a mi papá, que vive en Estados Unidos, y él le preguntó a otros familiares de allá. De repente un día me dice: 'Te tengo una sorpresa'. !Y me muestra una caja llena de rollos que un tío encontró en un baúl¡ Abrió uno y en la cinta se veía claramente a Copuchita".

Rápidamente lo informó a la UDLA y allí se encargaron de los rollos, cuando llegaron a Chile. Kylie tuvo la oportunidad de participar en la posterior restauración y digitalización, proceso en el que también se involucró la Cineteca Nacional.

Los orígenes

En la década del 30, el abuelo de Kylie, Juan Carlos Trupp, conoció a Jaime Escudero en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica, y la dupla de inmediato complementó sus habilidades. De acuerdo a una entrevista del Museo de la Historieta de Chile hecha al fallecido Escudero, la idea central de la película nació por su interés en dignificar al roto chileno, una figura que él ya había dibujado previamente. A partir de este concepto se diseñó gran parte de los personajes: un puma mapuche llamado Manihuel, un gallo vestido de huaso llamado Ño Benhaiga, una joven humana llamada Clarita y, probablemente el más llamativo por su parecido a Condorito, un cóndor llamado Copuchita...

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