Los archivos secretos del Everest - 18 de Febrero de 2012 - El Mercurio - Noticias - VLEX 360501690

Los archivos secretos del Everest

Montes, quien hacía poco había egresado de Derecho, era amigo de Buracchio, pero no de Jordán. Montes escalaba en la Patagonia, desde el Fitz Roy hasta las Torres del Paine. Jordán escalaba los Himalayas.

-Mira, no nos conocemos, pero conozco tu currículo -partió Jordán-. Te propongo esto: queremos ir el 92 al Kangshung, la pared más difícil del Everest, está muy poco escalada, solamente ha habido un ascenso, necesitamos gente en el equipo y Buracchio me dijo que eres muy bueno.

Montes escuchaba en silencio.

-¿Vas o no? -preguntó Jordán.

-Ya poh, voy.

La reunión no duró más de cinco minutos. Un día después, Montes y Buracchio se juntaron a tomar una cerveza en un pub de Vitacura.

-¿Y esto es en serio? -preguntó Montes.

-Si, totalmente -respondió Buracchio.

-¿Pero, hay plata?

-No, ni un mango.

-¿Y tenemos el permiso?

-No, poh, si para el permiso hay que pagar.

-Bueno, ¿pero al menos tenemos el equipo humano armado?

-No, tú eres el primero que fichamos.

-!Entonces, qué tenemos¡

-El sueño, poh. Qué más querís.

"Ahí nos matamos de la risa y brindamos con Christian. En adelante fue un año y medio de entrenamiento. Los fines de semana subíamos dos veces a Farellones en bicicleta o íbamos hasta Lagunillas, y en la noche caminábamos hasta el cerro El Plomo. Fue súper duro", recuerda hoy Montes.

Para la expedición, Jordán reclutó un grupo de seis escaladores de la rama de montañismo de la UC y del Club Alemán. Aparte de Montes estaba el mismo Buracchio, un ingeniero mecánico que había subido la pared sur del Aconcagua; el médico Alfonso Díaz, que tenía experiencia en el Everest; y Dagoberto Delgado, ingeniero hidráulico de Endesa, experto en ascensiones en el Cajón del Maipo.

Los dos últimos del grupo eran el experimentado montañista Claudio Lucero y el compañero de cordada de Jordán, Cristián García-Huidobro.

-Tú estás llevando escaladores. No montañistas -le reclamaba Lucero. Jordán, en cambio, pensaba que eran los mejores especialistas que había en ese momento en el país. Hoy piensa: "Es el mejor equipo de alpinistas que ha tenido Chile en toda su historia".

Jordán, Lucero y García-Huidobro se conocían bien. Juntos ya habían intentado en dos ocasiones escalar el Everest, sin éxito, en 1986 y 1989. La primera vez la aventura terminó en tragedia, tras la muerte de Víctor Hugo Trujillo por el desprendimiento de una cornisa.

Así que pocos tenían esperanzas en esta tercera expedición, la cuarta para Lucero. Además, subirían por la ruta más difícil e irían con menos gente y menos presupuesto: unos 80 mil dólares. La vez anterior habían juntado 200 mil dólares. "Me costó conseguir apoyo, ya nadie creía en nosotros", dice hoy Jordán. Visitó casi 100 empresas, pero sólo un puñado se interesó. Algunos miembros del grupo debieron vender sus pertenencias para financiar el viaje o pedir préstamos bancarios. García-Huidobro hipotecó su casa.

"Si fracasábamos de nuevo, te iban a decir que eres malo para esto. Mi pregunta era cómo me iba a recuperar de una tercera derrota y no tenía la respuesta", cuenta Jordán.

El Kangshung ni siquiera era la ruta que él quería. "La ruta normal del Tibet estaba cerrada, porque los permisos ya estaban dados. El único permiso que había era por ese sector de extrema dificultad. No es que nosotros lo hayamos planeado así", admite.

Recuerda que un montañista estadounidense lo animó y le dijo que la primera parte era difícil, pero que el resto sería pan comido. Luego le preguntó a García-Huidobro.

En la cabeza de García-Huidobro aún rondaba la decepción que sintió al enfrentarse a la prensa cuando regresó tras la segunda expedición al Everest. "Nos barrieron. No nos preguntaron nada. Lo único que importaba era si lo habíamos logrado o no. Y como no fue así, les interesó un comino todo lo que habíamos hecho. Se lo dije a Rodrigo: 'Esto es decepcionante; si volvemos, que sea en total anonimato. Si no llegamos, nadie se va a enterar'. Por eso nos permitimos este lujito de ir por esta ruta. Aunque ninguno de nosotros creyó que la íbamos a poder subir", reconoce hoy García-Huidobro.

Jordán dice que en pleno entrenamiento se enteraron de que otra expedición, liderada por el médico Mauricio Purto, se preparaba para el Everest en la misma fecha, pero por la ruta normal de Nepal.

La noticia ocasionó largos debates entre el grupo. Jordán recuerda: "Siempre pensamos que ellos iban a llegar primero. Así que nuestro problema era otro: cómo transmitirle al país que subir por el Kangshung era un logro deportivo de nivel mundial. Yo decía, olvídense de que Chile va a reconocer que hicimos una ascensión extraordinaria. Sólo va a reconocer quién subió primero".

El 24 de marzo de 1992, los montañistas partieron hacia Katmandú vía Air Canadá, con escala en Toronto, Vancouver y Bangkok. "Era el pasaje más barato", apunta Jordán. Pocas personas llegaron a despedirlos al aeropuerto. Se fueron sin publicidad, sin anuncio oficial, sin conferencia de prensa. En completo silencio.

El 4 de marzo de 1992, 20 días antes de la expedición de Jordán, había salido hacia Katmandú, vía Alitalia, la expedición del Club Alpino Italiano, a cargo de Purto. Especialista en medicina deportiva y dueño de una personalidad controvertida, en los últimos cuatro años Purto había hecho cumbre en el Cho Oyu, el MacKinley en Alaska, el Tukche en Nepal, el Vinson en la Antártica, el Gasherbrum en los Himalayas y en el Shishabangma. Un entrenamiento al que llamó "La ruta lógica al Everest". En el camino armó un afiatado equipo de montañistas para la misión, todos con experiencia en ochomiles: Ítalo Valle, su compañero de cordada; el periodista Fernando Luchsinger, con cumbres en los Andes, la Antártica y los Himalayas, más dos premios de andinismo en su currículo; Luis García, que había participado en la primera expedición chilena al Eve-rest el 83, con Claudio Lucero; y el veterano Jorge Quinteros, que sería el encargado de la logística.

Purto también logró el patrocinio de la Digeder, el financiamiento de varias empresas y el apoyo de la prensa.

Un día, el...

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