Aquí mandan los dioses
N o hizo un gesto dulce como los de Julia Roberts; fue de angustia. Es la cara que puso el responsable del turismo de Ubud cuando le contaron lo que había ocurrido con la escritora que le diera fama universal a Bali.Y sus temores parecían llevar mucha razón, puesto que cuando la escritora Elizabeth Gilbert publicó su libro Comer, rezar y amar , en que relató su romántica experiencia en Ubud, esta ciudad se transformó en una especie de paraíso de promesas para muchas mujeres solas. Llenas de esperanzas, peregrinaron a Ubud. Buscaban darle un segundo aire a sus vidas. Que se terminara el ahogo, que cediera la ansiedad, que el cansancio se hiciera alegría. Y que tal vez alguien providencial, tomándoles de la mano, les devolviera la esperanza.Gracias al cine, Ubud cambió para siempre. Gilbert fue encarnada por Julia Roberts, y Javier Bardem hizo al hombre con "mirada de tigre" que la enamoró al final de su viaje de autodescubrimiento por Oriente. Bali terminaría transformando en dólares cada beso, cada suspiro.Pero pasaron los años, y un día ocurrió lo impensado. Usando la frialdad de un post en Facebook, la protagonista anuncia que se ha separado de su marido y que se casará con su mejor amiga, la artista siria Rayya Elias.Ubud caía en riesgo de descalabro turístico. Y tras ese anuncio se ha hecho evidente que el tema LGBTI se le atraganta a las autoridades. La ley se cuida de no prohibir la homosexualidad, pero la tolera mal. Este año fue deportada de Bali Kristen Gray, nómada digital que pasaba una larga temporada trabajando en la isla con su pareja del mismo sexo. ¿Su falta? Haber elogiado en Twiter la tolerancia de Bali con el mundo LJBTI y el bajo costo de la vida para una norteamericana como ella.En esta atmósfera, se temió que se acabaran las visitas. Pero nada de eso está ocurriendo. Gilbert acaba de estar en la vecina Australia, donde fue aplaudida de pie cuando ofreció una charla para la organización empresarial femenina Business Chicks, y se cree que se paseó por Bali protegida por su nombre de casada, hoy de viuda. En realidad, su presencia pública no debería provocar problemas con las autoridades, pues por estos días el gobierno está promoviendo el turismo a toda costa. Desde principios de noviembre y hasta junio próximo, es decir, durante la estación de las lluvias, las compañías aéreas pagarán mitad de tarifa en los terminales.Empresas de turismo muy activas ofrecen viajar a Bali para someterse a un detox, una desintoxicación, y así eliminar toxinas, y apretar el botón de reinicio tras los rigores y encierros del Covid. Los cuerpos se encuentran sobrecargados de toxinas por dietas mal llevadas, con baja en nutrientes, o ingesta desmedida de alcohol. Y el metabolismo parece alterado.Invitación a la fiestaPero Bali, y especialmente la ciudad de Ubud, van muchísimo más lejos que un condescendiente detox, o que una invitación a "Rezar, comer y amar" (Andrew Gottlieb, humorista descomedido, escribió una parodia: Beber, Jugar, Joder: Búsqueda de un hombre ).Al aterrizar en la isla de Bali, no esperamos un minuto para viajar a la ciudad que subyuga a todos. Y ya estamos intrigados con lo que hemos visto cerca del resort Ubud Village , que nos cobijará por una semana. Creemos descubrir santuarios y más santuarios por todos lados. Con razón dicen que presenta la mayor densidad de templos del mundo: unos 20 mil. !No son templos¡ Son parte de casas particulares, de gente con buena renta, que en lugar de tener grandes jardines llenan sus patios con un conjunto numeroso de templetes en los cuales rinden culto a los antepasados de la familia, a santos y demonios, a líderes religiosos. Luego de ser cremados, todos ellos -según se cree-, iniciaron un proceso que los convirtió en seres sagrados. Sus deudos los veneran, los apaciguan. Viven con ellos.Son estos mismos espíritus sagrados los que una vez al año, por diez días, regresan a sus pueblos y son homenajeados de distintas formas por deudos y deudores. De esa sobrenatural invasión estamos siendo testigos. Durante la primera quincena de noviembre, los balineses...
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