Apoderados del INBA hacen mea culpa: 'No nos hemos hecho cargo de nuestros hijos'
Tras ese nuevo momento álgido, la comunidad escolar se congregó espontáneamente frente al liceo de calle Santo Domingo, en el centro de Santiago. Un centenar de apoderados, profesores y estudiantes llegó temprano para ver cómo organizarse, apoyar a la institución y retomar las actividades.
Entre los presentes, el sentimiento era de tristeza e indignación. Si bien avalan el movimiento estudiantil, repudian los destrozos descubiertos luego del desalojo del lunes. "Apoyamos las demandas de los estudiantes, pero la toma no es la forma. Es lamentable que estemos así, que tengamos el colegio en el suelo", dijo Myriam Carvajal, presidenta del centro de padres.
Para ella, lo ocurrido en el edificio que data de 1902 es signo de una "sociedad enferma", ya que "no hay responsabilidad de los adultos, no nos hemos hecho cargo de nuestros hijos en la casa. Los valores y disciplina vienen de los hogares, y si hay niños que se tratan mal o responden mal, es porque las familias están disfuncionales. Es responsabilidad de todos que los chicos hoy no conozcan los límites".
Su opinión es compartida por otros padres. Pamela González, por ejemplo, apunta a "una falta de compromiso de todos los papás, porque se dice que el centro de padres debiera hacerse responsable, pero todos somos padres".
Y si bien dice que apoya las demandas estudiantiles, "esta no es la forma de expresarlas. Tienen que generar nuevas formas de movilización que no sean violentas. Y los padres debemos reflexionar en este tema, como personas participantes".
Los docentes también expresaron su dolor por los daños. Eugenia González, que ha enseñado Filosofía durante 17 años en el INBA, apoya la protesta de los jóvenes, porque están en un sistema "donde no se encuentran consigo mismos y no son felices". Puntualiza, no obstante, que "la forma en que lo están haciendo no la tolero, porque están destruyendo lo que dicen defender". Y como ejemplo, cuenta que la toma de 2006 fue más pacífica y que en 2011 no hubo robos, a pesar de los nueve meses que duró la ocupación.
Los estudiantes, por su parte, afirman que se organizarán para juntar fondos y reparar el establecimiento. "Estamos agendando reuniones para resolver los problemas, pintar, barrer y hacer lo que esté a nuestro alcance. En términos monetarios, tendremos que poner la plata, y la comunidad tendrá que hacerse cargo", sostiene Diego Arraño, presidente del centro de estudiantes.
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