Antony Beevor y la Batalla de las Ardenas: la última 'fantasía de Hitler' - 23 de Agosto de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 580991202

Antony Beevor y la Batalla de las Ardenas: la última 'fantasía de Hitler'

"Solo Churchill se mostraría más cauteloso, pues no tenía la certeza de que los alemanes no siguieran luchando con determinación", escribe el historiador inglés Antony Beevor en su más reciente libro, "Ardenas 1944. La última apuesta de Hitler", que llegó a librerías este fin de semana. Y que se suma a su enorme obra dedicada a la Segunda Guerra Mundial: "El día D. La Batalla de Normandía", "Creta. La batalla y la resistencia", "Stalingrado", "Berlín. La caída: 1945", "París después de la liberación: 1944-1949" (en coautoría con su esposa, Artemis Cooper), "Un escritor en la guerra. Vasili Grossman en el Ejército Rojo, 1941-1945" (con Luba Vinogradova) y su mirada global en "La Segunda Guerra Mundial".

Como sugiere su título, el nuevo libro relata y analiza el postrero intento del líder nazi, entre diciembre de 1944 y fines de enero de 1945, por torcer la historia de la Segunda Guerra Mundial con un ataque en la región de las Ardenas, una zona de bosques y colinas que hoy comparten Bélgica, Luxemburgo y Francia. La misma en la que Alemania triunfó en 1940 sobre Francia e Inglaterra. La misma, también, en la que derrotó a los franceses en 1914, al inicio de la Primera Guerra Mundial.

Borrar del mapa al nazismo

En Alemania, algunos compartían la expectativa de una pronta derrota. Beevor cita el diario de un soldado en el que se lee: "El frente alemán parecía completamente roto en Bélgica y Holanda. En la retaguardia cundía el pánico". En algunos pueblos, los civiles alemanes pifiaban a sus militares. Otro tanto ocurría en el Este: "En los pueblos las mujeres nos maldicen y gritan: '!Fuera de aquí¡ !No queremos que nos hagan trizas¡'", anotó otro soldado. Y otros dos: "Nos llamaban 'prolongadores de la guerra'", "!Ojalá los Aliados pudieran darse prisa y poner fin a la guerra¡".

Sin embargo, Hitler tenía otro plan. El 16 de septiembre -doce días antes de una proclama de Eisenhower que hablaría de borrar "del mapa al nazismo y el militarismo alemán"- citó a una reunión. En ella, el general Alfred Jodl "estaba hablando precisamente de la escasez de armas pesadas, munición y carros de combate en el Frente Occidental cuando, como anotó en su diario el General der Flieger Kreipe, «el Führer interrumpe a Jodl. Decisión del Führer : contraataque desde las Ardenas; objetivo: Amberes...»".

Para el mismo, ordenó Hitler, deberían traerse unidades desde el Este. Particularmente al VI Ejército Panzer, donde se encontraban las mejores divisiones alemanas. Heinz Guderian, jefe de Estado Mayor del Ejército en el Frente Oriental, protestó, pues sabía que Stalin iba a lanzar una ofensiva en masa. Jodl, además, señaló la superioridad aérea de los Aliados. Era imposible tener éxito.

"El plan de Hitler era básicamente una fantasía, una fantasía en el mapa. Hitler se convenció de que si atacaba por la región del Eifel a través de las Ardenas, cruzando el río Meuse hacia el norte para atacar Bruselas y luego Amberes, el gran puerto, persiguiendo a los británicos y canadienses, estos entrarían en pánico y habría otra evacuación como la de Dunkerque en 1940, y pensó que esto de algún modo podría provocar el colapso de los Aliados. Ahora bien, todos los generales, inclusive los generales de la SS, sabían perfectamente bien que estas eran puras ilusiones", explica Beevor al teléfono desde Londres.

El ataque...

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