La antigua y la nueva costura - 3 de Septiembre de 2013 - El Mercurio - Noticias - VLEX 457702910

La antigua y la nueva costura

-La costura no estaba entre mis planes. No sabía ni coser ni dibujar un vestido. Pero las cosas se fueron dando, y finalmente tuve que asumir que este era mi camino -dice Luciano Brancoli, quien aclara que su carrera tiene dos puntos de partida.

Por un lado está la apertura de su atelier, a comienzos de los 80, un momento que define como el lanzamiento oficial de su vida como diseñador. En este lugar -un departamento en calle Orrego Luco, en Providencia- Luciano lleva tres décadas, y ahí ahora llegan "sus clientas de siempre" acompañadas de sus hijas, a quienes llama "la generación de recambio". El otro inicio, el extraoficial, ocurrió en agosto de 1973, cuando estudiaba arquitectura en la Universidad de Chile y le pidieron diseñar una colección para una boutique santiaguina, La Maison, donde trabajaba como decorador. Con esos diseños -ocho looks que armó con la jefa de taller de la tienda- ganó "La tercera exposición nacional de moda", una suerte de festival de diseñadores y tiendas nacionales que se realizaba en el Teatro Municipal.

El premio se lo entregó Hortensia Bussi de Allende. Además de las irónicas críticas de Laura Rivas -quien decía "de dónde salió este mocoso"-, le significó una oferta de los dueños de la tienda para realizar más colecciones. Brancoli se negó. Prefirió seguir dedicado a la decoración y a mejorar su incipiente trabajo como fotógrafo para las revistas "Ritmo", "Paula" y "Paloma".

Dos años después se fue a España para estudiar diseño de interiores. En un Madrid que celebraba la muerte de Franco, conoció a una española que tenía una fábrica de ropa. Brancoli le hizo unos bocetos de diez vestidos, que ella mandó a fabricar, y salieron a vender por la costa mediterránea. Volvieron a Madrid con pedidos de todas las ciudades que habían visitado.

-Mi amiga volvió a insistirme que no siguiera con la decoración, que me dedicara a la moda, pero yo no me atrevía, porque no tenía ninguna preparación -recuerda Brancoli, quien entonces comenzó a estudiar corte y confección en una academia madrileña.

A fines de los 70 volvió a Chile. Instaló una tienda en calle Coyancura, en Las Condes, donde vendía ropa de diseñadores españoles como el entonces debutante Jesús del Pozo y el ya reconocido Manuel Pertegaz, además de vestidos de la diseñadora estadounidense Diane von Fürstenberg. También abrió un pequeño taller de costura, y a modo de prueba empezó a hacer ropa para figuras de la televisión, como Raquel Argandoña. Luego vino el colapso económico del 82. El alza del dólar le arruinó el negocio de las importaciones. Dejó Las Condes y se instaló en un antiguo edificio de Orrego Luco a hacer sus propias colecciones de...

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