Año Nuevo, ciudad nueva - 31 de Diciembre de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 656542229

Año Nuevo, ciudad nueva

En Puerto Príncipe comenzó el rumor y se extendió por las provincias haitianas. Que en Chile hay trabajo, necesitan gente, pagan bien y es fácil conseguir papeles y radicarse.

Nosotros conocemos nuestra realidad y sabemos que nada será tan fácil, que la utopía muchas veces terminará en espacios de hacinamiento en el sector poniente o en Colina.

Bueno, tampoco lo fue cuando en Nueva York o Buenos Aires, hace un siglo y más, cuando sus muelles se colmaron de europeos ansiosos por conseguir pan y techo para sus familias.

Aquí están, ahora, los que desembarcaron en Santiago, listos para abrazarse la noche de Año Nuevo, deseándose felicidad y prosperidad. Nunca, en la historia ya larga de nuestra ciudad, los esperanzados han sido tantos; ya no decenas ni cientos, sino miles. El año 2041, cuando cumplamos 500 años, Santiago será una ciudad que ahora ni imaginamos.

Han sido congregaciones religiosas, de preferencia, las que mejor han dado acogida a los inmigrantes; charlas de bienvenida, orientación y seguimiento en un proceso que desconcierta y deprime, como en la parroquia de San Saturnino, junto a la Plaza Yungay. No es fácil adaptarse a un mundo ajeno sin conocer los códigos, en medio de desconfianzas y discriminaciones que, la mayoría de las veces, hieren más a los hijos recién llegados que a los adultos.

A veces, lo mínimo es suficiente para un inmigrante; sobrevivir sin ser agredido y no ser humillado. Aunque cueste encontrar trabajo y haya que pasar meses en habitaciones congestionadas y distantes de los centros de trabajo.

Me dice un...

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