El año del malentendido - 28 de Diciembre de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 550508358

El año del malentendido

Cuando se revisan los discursos, las acciones legislativas, las pugnas al interior de la coalición gobernante, las palabras de la Presidenta, las reacciones de la oposición y la fundamentación de los proyectos legislativos, sea que se trate de reformas laborales, educacionales o tributarias, siempre se advierte en ellas un mismo diagnóstico: existiría, latente en la sociedad chilena, un malestar que arriesga con fracturarla, una incomodidad profunda -de la que las movilizaciones del año 2011 habrían sido un síntoma inequívoco- con la modernización capitalista que Chile ha llevado adelante en las últimas décadas. La sociedad chilena estaría saturada de la economía monetaria, de la competencia y de la frialdad del individualismo, y aspiraría, en cambio, a una sociedad liberada, siquiera en parte, de los rigores del intercambio mercantil, una sociedad que en vez de estimular el individualismo fomente formas más comunitarias de convivencia.

La sociedad chilena no querría ser un archipiélago de individualidades compitiendo entre sí, acicateadas por el ánimo de lucro; preferiría, este es el diagnóstico subyacente, ser un compacto arrecife de coral, con seres humanos cohesionados, con sentido de pertenencia a su comunidad y cooperando entre sí.

Ese es el diagnóstico que no con esas palabras, claro, sino las más de las veces con un silencio transferencial (esa astucia de psicoanalista de la Presidenta, quien de esa manera logra convertirse en pantalla de las fantasías de su coalición) ha inspirado a la política gubernamental de este año. Haciendo pie en ese diagnóstico, los miembros de la vieja Concertación miran hacia atrás, observan la expansión del consumo y del crédito, las muchedumbres en los malls , las familias eligiendo colegios subvencionados, las gentes preocupadas de la moda masiva, y se avergüenzan de sí mismos. ¿En qué momento, se preguntan, la izquierda no estuvo a la izquierda? ¿En qué segundo consentimos, se dicen, tamaña enajenación? ¿Cuándo fue que toleramos, agregan, esa falsa conciencia? En esa vergüenza late también una queja hacia la forma de hacer política: la medida de lo posible (la manera en que Weber define al político responsable) es una frase que este año, en los debates parlamentarios y en los diagnósticos sobre la educación y el mercado, sonó parecido a la palabra traición o a la palabra cobardía.

Pero todo eso es el fruto de un...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR