Ampliar la mirada sobre su carrera motiva a quienes optan por prácticas en el extranjero
Florencia (23) es parte de las cinco alumnas de Educación de Párvulos de la Universidad de los Andes cursando una práctica profesional en el país europeo. Cuatro viven juntas y, en su mayoría, coinciden en la idea de viajar para expandir su mirada en torno a aquello que estudian.
"Irme al extranjero por unos meses significaba un desafío respecto de los conocimientos que manejamos como país acerca de la educación. Traer cosas nuevas al establecimiento educacional al que ingrese me parecía más que motivante", comenta la estudiante desde Ewell West, donde llegó a fines de diciembre y se queda hasta el 26 de marzo.
"Acá es completamente distinto, los niños eligen qué hacer y cuándo. La sala está preparada todas las semanas con materiales orientados y pensados para el desarrollo de diferentes cosas. Los diversos materiales son ubicados cada uno en mesas o rincones y son los niños los que eligen a qué rincón ir", ejemplifica su compañera Javiera Riveros (24).
Milena Bernal (22) agrega que la estadía en Inglaterra, para la que tuvo que certificar dominio de inglés y presentar una carta de motivación, le ha permitido descubrir cómo crear relaciones más estrechas con los padres (muchos ayudan en lectura y constantemente practican números con sus hijos), además de adentrarse en cómo apoyar a quienes tienen dificultades de aprendizaje.
"Hay una sala dedicada a los niños que presentan ciertas dificultades de lenguaje o emocionales. En ella hay más de cinco profesionales para ayudarlos y enseñarles por medio de diversas estrategias".
El concepto de trabajar en torno a la diversidad es uno que sorprendió a la estudiante de Ingeniería Civil Industrial Valentina Araya (25), cuando hace un mes llegó a Singapur. "Aquí viven personas de muchos lugares, por lo que conviven diariamente culturas muy distintas. Caminando en la calle uno ve el contraste entre estas y llama mucho la atención; son muy abiertos y existe un nivel admirable de tolerancia y respeto por las creencias de cada uno", explica.
Alejandro Navarrete (23), su compañero de carrera en la Universidad de Chile y practicante en la misma empresa desarrolladora de propiedades privadas, concuerda.
"No solo conviven distintas nacionalidades, sino también diferentes creencias religiosas", dice.
Y aunque para él ha sido difícil adaptarse al inglés -el colegio municipal del que egresó no le entregó una buena base, indica- y a un sistema bastante jerárquico, donde la palabra de los jefes es difícil de...
Para continuar leyendo
Solicita tu prueba