Amor genuino - 6 de Junio de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 727020417

Amor genuino

Aprovechando la devoción mariana que invadió gran parte de la sociedad española en el siglo XVII, fervor provocado por el protestantismo y sus dudas con respecto a la castidad de la Virgen María, Murillo pintó varias obras de similar temática. Este cuadro en particular, conocido también como "Madonna Eden" -nombre de la familia inglesa a la que perteneció entre 1843 y 1933-, fue encargado para adornar la sacristía del convento sevillano del Carmen Calzado, perteneciente a la comunidad religiosa de los Carmelitas Calzados, que existió antes de la reforma impulsada por Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz y que denominaron Orden de los Carmelitas Descalzos. Sentada sobre un banco de madera con el Niño Jesús apoyado sobre su pierna izquierda, ambos sostienen el Santo Rosario mientras sus despreocupadas miradas se dirigen hacia el espectador. Es interesante notar que los únicos colores que sobresalen en el fondo neutro son el rojo y el azul, símbolos de martirio y eternidad. "La Virgen del Rosario" es una pintura que provoca inmensa ternura, a pesar de que los personajes apenas se relacionan entre sí, pero, al observarlos atentamente, nos damos cuenta de la latente complicidad entre madre e hijo, sentimientos de amor genuino que logra conquistarnos con sorprendente facilidad.

«En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: «!Alégrate¡, llena de gracia, el Señor está contigo». Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el ángel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin»

Evangelio de San Lucas. Capítulo 1, versículos 26 al...

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